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Tecnología, empresas y contenidos digitales

La reciente compra del periódico de la capital estadounidense The Washington Post por parte de Jeff Bezos, el dueño y CEO de Amazon, en 250...

Tecnología, empresas y contenidos digitales

La reciente compra del periódico de la capital estadounidense The Washington Post por parte de Jeff Bezos, el dueño y CEO de Amazon, en 250 millones de dólares ha marcado la carrera de las empresas tecnológicas por ingresar directamente en los medios tradicionales de mayor reputación.

Desde la adopción generalizada de los contenidos digitales hemos visto cambios radicales en las principales industrias de contenidos como las disqueras, editoriales, cinematográficas y radiodifusores. El cambio tiene una naturaleza técnica, al ser posible realizar copias prácticamente infinitas de los contenidos a un costo mínimo de almacenamiento y envío. Sin embargo, estas industrias están protegidas por los derechos de autor y, aunque siempre ha existido la piratería, nunca había sido más fácil que hoy en día con las descargas ilegales que siguen dañando a los productores. Por su parte, el perjuicio a los intermediarios es atribuible en mayor medida a los avances tecnológicos.

Pero muchas cosas más cambiaron en estos últimos años. Los consumidores cambiamos. La tecnología para consumir contenidos cambió. Y las empresas que se dedican a estos menesteres deben cambiar o resignarse a perder.

La oferta de contenidos nunca había sido tan vasta como lo es para los internautas actuales. La escasez de medios de difusión en los tiempos dorados de estas industrias los dotó temporalmente de gran poder económico y político que se ha diluido con el uso de Internet. Anteriormente, para informarse había que comprar un periódico, encender la radio o el televisor. El medio era más importante que el contenido pero ya no. En este rebalanceo de poder, dado un medio más democrático como el internet, el contenido vuelve a ser el rey. Pero no solo el contenido por sí mismo sino el contenido creado, empaquetado y aderezado socialmente para esta nueva generación de usuarios.

En lo personal, evito declarar la muerte de algún producto, servicio o industria porque la experiencia me ha mostrado que más que una extinción se trata de una transformación o, en su caso, una nichificación (si se me permite utilizar ese término).

La industria editorial, en particular el segmento de libros, fue testigo de cómo Amazon creó un mercado más benéfico para el consumidor con una mayor oferta y menores precios por libro de manera análoga a lo que Apple le hizo a la música.

Y qué mejor momento para hablar del reciente escándalo de Apple por presuntamente confabular con la industria editorial para elevar los precios de los libros que Amazon había llevado a la baja. De ser comprobado, Apple deberá de dejar de vender eBooks, o libros electrónicos en español, por un periodo de 5 años.

En fin, el debate de lo que sucederá con las empresas de contenidos es incierto. Creo que lo ideal sería que estas compañías ofrecieran sus productos a precios competitivos en la mayor cantidad de plataformas y formatos dejando al usuario elegir cómo, cuándo y dónde quiere consumirlos. Deben reconocer que los costos en la generación de contenidos han disminuido dramáticamente y si no se adaptan, una mayor competencia en la oferta de los mismos tendrá repercusiones en sus ventas. De esta manera, si no logran compensar esta baja en las ventas llegando a una mayor audiencia tendrán que seguir vendiendo sus changarros junto con su mayor activo, la reputación construida en tantos años, a personas con visión tecnológica que sí sepan cómo hacerlo.

Para mayor información sobre el mercado de periódicos en Estados Unidos dar click aquí (inglés).

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