La ciencia ha ganado prestigio y respetabilidad a partir de la creación de la bomba atómica, la cual demostró el poder de la física nuclear. De pronto los físicos se convirtieron en seres que podían tener un poder extraordinario. Vamos, habían logrado inventar un dispositivo capaz de borrar ciudades enteras de un plumazo. Pero desde luego que este resultado fue un esfuerzo de guerra, el cual fue casi obligatorio por las circunstancias. Hitler estuvo a punto de tener un arma nuclear y de haberlo logrado quizás el mundo sería muy diferente a como lo conocemos.

Afortunadamente las cosas han cambiado considerablemente y aunque siempre habrá científicos dedicados a la milicia, hay muchos físicos, químicos y gente en general de ciencia, que trabaja en temas lejanos a la guerra, por ejemplo, los astrónomos y astrofísicos, que lograron una hazaña notable: mandar una nave no tripulada a un cometa y hacer aterrizar una pequeña sonda que mandó información ya desde la superficie del cometa mismo.

Los científicos trabajan bajo ideas generales, por ejemplo, bajo la idea de que las leyes de la física funcionan igual en todo el universo conocido, al menos. Y a partir de ahí y de fotografías del telescopio Hubble, entre otros recursos de la astronomía, decidieron que el cometa 67P/Gerisimayev-Churisamenko era un interesante objetivo, buscando entender cómo eran de cerca los cometas y cuál era su constitución precisa. Y en muchas ocasiones se dice que los científicos «esperan lo inesperado», o en un tono más de comedia: «si supiésemos lo que estamos haciendo no podríamos llamarlo investigación».

Y la cuestión es que una cosa es lo que esperaban los científicos hallar y otra fue lo que encontraron realmente. El cometa 67P no fue lo que los científicos habían imaginado. El aterrizaje de la pequeña sonda Philae no resultó como se esperaba e incluso la nave espacial que se mandó no fue lo que originalmente los diseñadores tenían en mente.

En un inicio Rosetta iba a tener un motor alimentado por fuerza nuclear, como la nave Cassini de la NASA, pero las cosas no salieron como se esperaba. Debido a recortes presupuestales, Rosetta tuvo que ser diseñada entonces como una nave que sacaba provecho de la energía solar. Se esperaba originalmente que Rosetta llegara al cometa, obtuviera muestras del mismo y regresara a la Tierra para que estas muestras fuesen analizadas. Sin embargo, con una nave de energía solar esto no resultaba factible, lo cual cambió de nuevo los planes originales de la misión.

También fue interesante saber que originalmente Rosetta buscaría al cometa 46P/Wirtanen, pero una falla en el cohete Ariane retrasó el lanzamiento y se tuvo que buscar un nuevo objetivo, el cual fue el cometa 67P.

Cuando comenzaron los científicos a estudiar el cometa 67P desde la Tierra, se veía como en la parte izquierda de la foto que ilustra este artículo. Los científicos se llevaron una sorpresa al descubrir la verdadera figura del cometa, como de un patito de hule. Esto de hecho hizo que la geología del cometa sea mucho más interesante para los propios investigadores, aunque mucho más compleja de explorar y entender.

Cuando se decidió que de Rosetta saldría una pequeña nave, Philae, que aterrizaría en el cometa, los científicos se plantearon cómo hacer para que la sonda se fjara en la superficie del 67P. Se decidieron dos opciones, las cuales se implementaron en Philae: un sistema de arpones, para fijarse a la superficie fisicamente y una serie de cohetes pequeños aque empujarían a la nave a posarse y fijarse en el cometa. Por razones que aún se investigan, fallaron ambos sistemas. De hecho, Philae llegó al cometa pero rebotó en el mismo unas tres veces y terminó en una posición donde los paneles solares solamente recibían 1.5 horas de Sol al día. Las baterías se descargaron inevitablemente. Desde luego se especula incluso cómo es que rebotó Philae en la superficie del 67P, pero es claro que algo no salió como se esperaba.

Se encontró que el 67P no tenía hielo en su superficie, aunque de alguna parte se fugaba agua y mucha (de la parte inferior del mismo, lo cual es difícil de definir en el espacio). Sin embargo se hallaron partículas de unos 2 metros de diámetro que se están separando del cometa lentamente. Eso fue totalmente inesperado.

Los datos que mandó Philae, amén del gran cúmulo de fotos que se tomaron en esta misión, mostraron una serie de novedades y de concepciones equivocadas sobre los cometas. Esta parece ser apenas una primera misión, pero con el éxito obtenido, no se dude que pronto salgan nuevas misiones en busca de otros cometas, los cuales, tampoco cabe duda, nos mostrarán muchas sorpresas notables.

Referencias:

Discover Magazine