Algunas historias en el mundo de la tecnología son simplemente curiosas. Por ejemplo, Mario Segale era el propietario del lugar donde se encontraban las operaciones de Nintendo América, a principios de los 1980s. En ese entonces, el presidente de Nintendo, Minoru Arakawa, junto con otros ejecutivos, estaba tratando de «americanizar» el nombre para el avatar de su juego Donkey Kong, el cual en ese entonces se le llamaba «JumpMan» (hombre que brinca). Y cuando Segale fue con Arakawa para demandar el pago de la renta, llegó la inspiración.

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David Sheff, quien ha hecho una remembranza de toda esa época (en su libro «Game Over»), dice que los ejecutivos exclamaron: «¡Súper Mario!», después de que Segale los visitó en 1981. Benji Edwards, por su parte, en una profunda investigación de toda esta historia, dijo que la descripción de «Súper» para el dibujo de Mario no se hizo común hasta la salida de Súper Mario Bros., en 1985. También se ha dicho que lo de «Súper» viene del rol que Segale tenía, el de «superintendente» del edificio, pero esta historia parece ser apócrifa.

En el 2005, en una entrevista com MTV, Shigeru Miyamoto, de Nintendo, no recordaba el lugar donde estaba la empresa en Nueva York en los años 80s. Igualmente sugirió -equivocadamente- que Segale «tenía un notable parecido con el personaje diseñado en Japón para el juego», mostrando cómo la historia se ha desvirtuado con el paso del tiempo incluso considerando a los que vivieron eso de primera mano.

Pero como sea, en el Seattle Time, en su obituario, se escribió: «Segale siempre buscó la notoriedad [por ser el símbolo de Mario de Nintendo], y quería ser conocido por lo que logró en su vida, como el ser un exitoso hombre de negocios en el mundo de la construcción partiendo de un camión de basura que compró después de que terminara la secundaria. En 1993 el propio Seattle Times lo citó como en broma: «Usted podría bien decir que sigo esperando por mis cheques de regalías», el cual parece ser el único comentario registrado en todas la historia de Nintendo sobre este caso. A Segale le sobreviven su esposa Donna, cuatro niños y nueve nietos.