Independientemente del género, modo de juego y elementos visuales, la intención de un videojuego es crear una atmósfera que envuelva al usuario y lo acompañe en una aventura digital. Pero, cuando la inmersión en la fantasía es demasiado profunda, el gamer puede desarrollar hábitos y costumbres que pueden llevarlo a lo más bajo de su ser interior.

Aquí, una lista de hábitos, actitudes y comportamientos lamentables de aficionados a los videojuegos que se lo toman demasiado en serio, con la intención de hacernos recordar que, al final, son sólo juegos y nada más:

Si me desconecto, no me ganas 

Es muy común en videojuegos de deportes on-line. Vas dominando ampliamente un partido de FIFA, Madden o Call of Duty, y en cuanto tu rival se ve perdido, se desconecta o apaga la consola. ¡Vaya acto de cobardía! Hasta para perder hay que ser cortés y tener estilo.

El Gamer bully

Dicen que para pelearse hay que saber con quién. Pues también hay gamers de cuidado, y generalmente son aquellos con la «confianza» de golpearte como parte de la convivencia cotidiana. Ganarle en Street Fighter a tu hermano mayor significaba recibir un buen dormilón. La victoria no siempre valía la pena.

¿Tienes un control de repuesto?

La frustración de un «GAME OVER» enorme luego de horas de dedicación frente a la pantalla puede llevar a un gamer al límite de lo patológico. Y en muchas ocasiones, el control es el que paga el precio. Las consolas antiguas eran más aguantadoras, pero los controles de PS4 o XBox One ya no resisten lo mismo a la hora de recibir la furia del gamer.

El que sólo aprieta todos los botones

Suerte de principiante, le llaman algunos. Lo cierto es que la técnica de apretar todos los botones desesperadamente puede ser efectiva, sobre todo cuando es la primera vez que juegas un título de peleas. Ser derrotado con esta técnica cuando te consideras «experto» de Mortal Kombat es particularmente fastidioso.

El que está casado con el mismo equipo

Es el típico gamer que siempre escoge a los Patriots, al Barcelona o a Rugal, y no se atreve a usar a otro equipo o personaje, no vaya a ser que le ganen. Lo peor es que cuando gana (y gana bastante, lógicamente), hace alarde de sus habilidades.

Un partido más y ya

Es tarde, estás cansado y te quieres ir a descansar, pero tu amigo o pareja insiste en jugar «sólo un partido más» de FIFA. Es probable que aquella persona que te acompañó a la reunión se desaparezca durante gran parte de la velada, y sólo ocasionalmente lo escucharás a lo lejos celebrando un gol.

Más clavados que tú

De los pocos videojuegos que entendían los papás en las épocas del Nintendo eran títulos como Tetris. Al principio te generaba ilusión que los grandes incursionaran en tu mundo, hasta que te dabas cuenta que podían ser más adictos a la consola que tú… si tan solo jugaran bien. Cuando salía con un «hijo, ¿me pones el Dr Mario?», había que aplicar la de «uy papá, ¿qué crees? Lo presté».

¿Cuál juego?

Hablando de juegos prestados, suele ocurrir que prestas uno y te lo regresan meses después, o incluso no lo vuelves a ver jamás. La euforia y ambición por un juego puede llevar a un gamer a bajezas impensables. Había que tener cuidado con el clásico «yo te lo devolví».

Mal ganador 

Decíamos que hay malos perdedores. Pues es todavía más fastidioso un mal ganador. Cualquier victoria le es motivo suficiente para burlarse durante toda la jornada, e incluso seguirlo recordando días o semanas más tarde.

Tú siempre lo tienes

La típica estrategia del amigo acaparador del control. «Tú lo tienes siempre» era el pretexto para no dejar jugar al local, quien por ser anfitrión se veía obligado a aburrirse un rato con el pobre desempeño de su amigo primerizo.

Un auténtico niño rata

No dejará de insultarte durante toda la partida de Black Ops, pues es la manera de ocultar sus inseguridades de gamer. Se lo toma todo personal, y pretende que tú hagas lo mismo. Aunque lo ignores, te darán ganas de abofetearlo.

El gamer ingeniero

Estos jugadores aman títulos como Sim City, y pueden pasarse horas jugando, inhertes, sin mostrar emociones. Es como ver a Bob Ross en el Canal 11 un sábado por la mañana: «Pongamos una casa feliz por aquí… muy bien, y ahora vamos a poner una calle por acá… ¡Oh! Los vecinos de esta colonia no tienen agua potable».

Flawless

Va ganando 5-0 su partido de Pro Evolution y en el minuto 90 le meten el gol de la honra. Su reacción suele ser violenta y emocional, como si hubiera perdido la final de la Copa del Mundo. No sólo carece de tolerancia al fracaso, sino que no admite falla alguna.

El rockstar

Nunca ha tenido en sus manos una guitarra de verdad, pero con Guitar Hero o Rock Band se siente Van Halen en pleno concierto. Es increíble cómo «tocar» una guitarrita de juguete puede convertir a cualquiera en una diva del rock, aunque sólo reciba aplausos digitales.

¿Demasiados video juegos? 

Son gamers expertos que ya están en un nivel inalcanzable para una persona normal. Quizá como una obsesión disfrazada que jamás van a reconocer, estos sujetos han pasado demasiadas horas con el control en las manos. Al final resulta aburrido y desalentador jugar con ellos, pues no hay manera de competir.

 

Y tú ¿qué tipo de gamer eres o has sido?