Cuando estudiaba en la Facultad de Ciencias la licenciatura, decidí en algún momento estudiar ruso. Como siempre me ha gustado el ajedrez pensé que incluso sería de utilidad eventualmente para poder leer los libros del país que probablemente más ha promovido el juego ciencia. Hice seis semestres y mi maestra de ruso, que a la postre se convertiría en la coordinadora de este departamento, demostró ser una de las personas que se tomaba muy en serio su trabajo y buscaba que aprendiéramos la difícil gramática, las declinaciones, los tiempos verbales, a expresarnos correctamente, etcétera. Svetlana Dougar-Jabon que aún da clases en el CELE (Centro de Estudios de Lenguas Extranjeras), es probablemente la artífice de uno de los departamentos de ruso más preparados de los que tengo noticia.
Muchos años después escribí un bosquejo de programa de computadora para aprender ruso, usando para ello el Manual de la Lengua Rusa, el «uchibnik» (manual en ruso), que está diseñado incluso para los estudiantes de lengua hispana. Hallé un problema: el alfabeto cirílico hay que incluirlo en el programa que estaba haciendo y eso en ocasiones hacía el desarrollo bastante pesado e ineficiente. Uno tenía que escribir por ejemplo, una frase en ruso pero usando caracteres o símbolos normales que al usar el tipo de letra cirílico, entonces se veían como deberían verse las frases, en el alfabeto cirílico.
Hice una lección con esta idea y le pedía a mi exalumna Marianna Nechitaylo, ucraniana de nacimiento pero que habla ucraniano (muy parecido al ruso), ruso, inglés y español, que e ayudara con la pronunciación de las primeras palabras que uno aprende como casa, piña, perro, etcétera, es decir, las palabras más comunes.
Encontré algunos programas pero parecen más estos libros en donde se coleccionaban frases comunes y los que visitaban algún país con un lenguaje totalmente desconocido para ellos, podían expresarse. La app llamada Aprende ruso, de «Bravolol – Language Learning», es exactamente esto, pero tiene una buena colección de frases, además de que una mujer local las dice con la pronunciación correcta. Puede notarse que por ejemplo, que las frases cambian un poco cuando las dice un hombre o una mujer. Vamos, algunas tienes masculino y femenino. Esta idea de poner un catálogo de las frases más comunes lleva mucho tiempo en el mercado. Antes se hacía en libros de bolsillo. Ahora se hace en el teléfono con las ventajas multimedia que éste da (voz, imágenes, sonidos, etcétera).
Referencias: