Las posibilidades de la tecnología deepfake son prácticamente ilimitadas.

Puede utilizarse para actos deplorables -como la pornovenganza o las fake news-, para arreglar malos efectos visuales -como el caso del que te contamos aquí– o para imaginar cómo serían algunas películas populares si contaran con otros talentos frente a la cámara -como los casos de los que contamos aquí y aquí.

Hablando de este último escenario, el caso más reciente de deepfake tiene que ver con El Conjuro 2, película en la que apareció por primera vez Valak, un demonio escondido bajo la apariencia de una monja.

En esta ocasión, el deepfake se aplicó para reemplazar la cara de Valak por la del payaso Pennywise, el antagonista de ESO.

La escena en donde lo aplicaron es la de la pintura de Valak, aquella en la que el personaje de Vera Farmiga está inspeccionando un cuarto en el que las luces se prenden y apagan, dando pie a que al final aparezca la monja detrás de la pintura.

Este es el resultado:

La tecnología deepfake es una técnica para síntesis de la imagen humana basada en inteligencia artificial. Se usa para combinar o superponer imágenes y videos ya existentes sobre imágenes o videos fuente, con el empleo de una técnica de machine learning llamada red generativa adversarial.

Para aprender a detectar un video deepfake, ya existen varios tests en la web, como este del que te hablamos y que se creó cuando el boom de esta técnica empezó a ser alarmante.

Para ver un uso sin malas intenciones -pero no por eso menos macabro- de deepfakes, te recomendamos visitar el canal de YouTube Ctrl Shift Face, en donde hay material que versa sobre escenarios “qué pasaría si” de películas de Hollywood.

Ahí puedes checar, por ejemplo, cómo se vería El resplandor con Jim Carrey en vez de Jack Nicholson, o Terminator 2 con Sylvester Stallone en vez de Arnold Schwarzenegger.