De cualquier forma, hoy toda las portátiles tienen radio “WiFi” y en teoría se pueden conectar a la red “en cualquier parte”. En sentido totalmente figurado, por supuesto. La oferta -en México por lo menos- de este tipo de conexiones se limita a las grandes cadenas de la misma telefónica, algunos puntos dentro de aeropuertos y, sí, claro, muchos restaurantes y cafeterías lo ofrecen, pero no es confiable.
Sólo por “deporte”, siempre que llego a alguna cita -y me da tiempo- intento conectarme al servicio WiFi, si es que existe, en el lugar de reunión. Más o menos la mitad de las veces funciona. El otro cincuenta por ciento es un fracaso. Desde problemas técnicos hasta la imposibilidad de “identificarse” con la red, además de que en muchas ocasiones el servicio no es gratuito, haciendo la compra del equivalente al “tiempo de aire” un suplicio por ser eventual.
Es imposible salir a la calle o pensar en tener una conexión a Internet de forma confiable con este tipo de soluciones. Si tiene que contestar correo, enviar cotizaciones o cualquier otra actividad comercial y “la red no sirve”, las consecuencias son considerables. Es por eso que se requiere de un servicio confiable y eso es lo que promete WiMax, o la siguiente generación de conexiones inalámbricas.
El celular ya forma parte integral de nuestras vidas. El servicio es de regular a excelente, pero casi nunca malo. Usted no sale a la calle todos los días pensando si va a poder hacer una llamada o no, da por hecho que va a funcionar, claro, con sus excepciones por cobertura, pero por lo general se aprecia la tecnología como de “casi nunca fallar”. Así debería ser el asunto de conexión a Internet.
En lo que llega el esperado WiMax (y hay que ver bajo que términos, condiciones y precios lo hace) existe la opción de usar la red celular para tener acceso a Internet. He usado durante años la oferta de Iusacell que se llama “BAM”. Funciona bien, pero era mejor al principio, cuando no había tantos usuarios. Creo que ya necesita una manita de gato para seguir ofreciendo buena velocidad. Sin embargo, es un alivio el poder conectarse en casi cualquier parte donde exista señal de esa empresa. Del otro lado, las telefónicas que usan la tecnología GSM están prácticamente desinteresadas en este mercado. Con ofertas tecnológicamente obsoletas y absurdamente costosas, de hecho es un logro obtener la información del servicio. No les interesa. Están muy ocupados en la guerra de los minutos de tiempo aire, dejando en el olvido el potencial de un mercado de datos, que si bien es mucho menor en usuarios, es mucho mayor en el famoso ARPU (ingreso promedio mensual por cliente).
Vienen cambios a nivel de tecnología. Vienen ofertas interesantes. La combinación de WiMax, la siguiente versión de GSM para datos, que muchos le dicen G3 y la mejora en el sistema que usa BAM deberán ser noticia en el 2008. El asunto es que, esperemos, se pueda contar con una conexión a Internet sin problemas, sin complicaciones, con un precio justo, que no dependa de individuos que igual “se les olvidó encender el aparato” o cualquier otro detalle que hacen la diferencia para poder establecer comunicación con el “mundo exterior”.
Ante este panorama, la tecnología WiFi descansará en paz, junto con Bluetooth y algunas otras que seguramente se quedaron en el camino. No puedo esperar a probar y escribir sobre el tema, pero aquí, el usuario tiene que esperar.