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ACTA: El acuerdo incómodo

El acuerdo contra la falsificación comercial (o ACTA por sus siglas en Inglés) es una idea que originalmente fue planeada por los gobiernos de Estados...

El acuerdo contra la falsificación comercial (o ACTA por sus siglas en Inglés) es una idea que originalmente fue planeada por los gobiernos de Estados Unidos y Japón en el 2006. Pretende, en primera instancia, unificar los criterios e intensificar la lucha por… la falsificación y venta ilegal de todo tipo de productos. Ya sabe, desde las “bolsas de diseñador” que se consiguen por unos cuantos pesos en las esquinas hasta, claro, las fábricas que las producen.

¿Es malo que alguien venda copias piratas? ¡Sin duda! Pero también es innegable que se copia lo bueno y las firmas que se ven afectadas por esta problemática ganan el suficiente dinero para contratar hordas de abogados y llevar a cabo acciones para erradicar estos actos ilícitos. Un robo es un robo aquí y en cualquier lugar. Solo hay que leer un poco la página de Louis Vuitton: “más de 13,000 procedimientos contra falsificación y 6,000 redadas arrojaron más de 1,000 personas detenidas el año pasado”. Sin duda, un gran problema el que enfrentan estas firmas, pero nunca he sabido o leído que sus ventas vayan a la baja… por eso creo que cualquier tipo de éxito a nivel global incluye, casi a fuerzas, un componente de falsificaciones y copias baratas. Es un robo en despoblado y recomiendo nunca comprar estas imitaciones de lo que sea… si no se tiene el dinero para comprar un original, ¿qué no es mejor comprar algo diferente?

Pero bueno, eso es en cuanto a copias de productos físicos, tangibles… entiendo que el acuerdo ACTA al que se ha sumado Canadá, la Unión Europea, Australia, Marruecos, Nueva Zelanda, Korea del Sur, Singapur y México también tiene un componente que es el que más nos preocupa: el digital.

Para dejarlo sencillo, ACTA propone que los ISP –las empresas que te conectan a Internet, llámese Telmex, Cablevisión, Telcel, Megacable, etc.- mantengan una permanente vigilancia en todo lo que circula por el servicio que te otorgan.

Los llamados “paquetes” son esas pequeñas piezas de información que van y vienen entre tu computadora, el proveedor y el destinatario. Así, ACTA dice que los ISP deberán reportar cualquier actividad sospechosa cuando exista “falsificación”… si copias y mandas un MP3 a un amigo, el ISP deberá primero darse cuenta (a través del monitoreo) y a partir de ahí, se tomarán las acciones acordadas: avisarle una vez, luego avisarle más veces (en caso de reincidencia) y al final, cortarle el servicio por estar “falsificando” lo que no debe…

El tema ha levantado, por supuesto, decenas de voces en contra del acuerdo. Lo primero que se comenta es que se ha negociado “a puertas cerradas” y eso lo hace parecer sospechoso. Por otro lado, entiendo que originalmente fue concebido para falsificaciones de productos físicos, no para “falsificaciones” en la red… ahí no existen tales, ahí lo que tenemos son copias, viles y simples copias digitales que abren todo un nuevo capítulo en esta lucha contra los que de repente copiamos una canción.

Se puede hablar del ACTA en forma tan extrema como se quiera o se piense. Vi por ahí un video que decía que si tomabas una clase de cocina y pasabas la receta del “pollo frito” a un compañero, ya estabas cayendo en un acto ilícito por estar pasando información sin el correspondiente pago de derechos. A mí se me hace, en términos generales, que todos los países conocidos de este planeta se pongan de acuerdo para erradicar la falsificación, pero de bolsas, jeans, medicinas, licores y demás artículos físicos.

En el mundo digital, las cosas son diferentes y quiero ver que los proveedores de internet (ISP) cancelen las cuentas de sus clientes por que no están cumpliendo con los puntos de un acuerdo comercial intergaláctico, ah, no, perdón, internacional. Es como si la telefónica tendría que monitorear todo lo que hablan sus clientes y en caso de que detecte que alguien dice “vamos a robar ese banco mañana” lo reporte a las autoridades y además ¡le cancele la línea!. Además, ¿quién va a pagar por ese monitoreo?… ¡Adivina!

Hasta donde puedo apreciar –porque además los conceptos que he encontrado son un poco vagos y no muy explicados- la parte o porción digital de ACTA nació como muchos otros esfuerzos de las industrias de la música y el cine: sin mucho futuro. Pero nada está escrito y todo puede pasar. Desde “el fin de Internet como lo conocemos”, término que le encanta a los más alarmistas, hasta que todo se quede en “buenas intenciones” por parte de los más golpeados hasta ahora: las disqueras y distribuidoras de películas. Sin apasionamientos, ¿qué piensas del ACTA?

(Foto tomada de este video)

 

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