Si accidentalmente dejamos caer un iPhone de generaciones pasadas en el agua, podríamos tener la certeza de que morirá, pero en esta ocasión no fue así.

Michael Guntrum fue un día de pesca en marzo de 2015, cuando de pronto su iPhone 4 cayó al fondo de un lago congelado. Por obvias razones, el propietario juró que nunca lo volvería a recuperar.

Sin embargo, un año después, un lugareño decidió ir en búsqueda de posibles tesoros, pues la caída del iPhone 4 no fue el primer suceso. Este individuo iba con un detector de metales, el cual comenzó a sonar en una zona, se acercó y… ¡sorpresa!: el iPhone 4 estaba ahí.

El dispositivo presentó daños visibles, pero después de haber estado varios días en arroz (para absorber la humedad) funcionó como si nada. Afortunadamente, el individuo fue honesto, porque al ver los datos del propietario no dudó en comunicarse con él para devolvérselo.

Para Guntrum fue bastante sorpresivo el haber encontrado su iPhone 4, pero lo fue más haber visto que el dispositivo aún funcionaba.

Lo curioso de este acontecimiento es que dentro de la gama de iPhone, solamente el 7 y 7 Plus son resistentes al agua, mientras que las generaciones pasadas difícilmente se recuperan de una adversidad a tal grado.

Es todo un misterio cómo pudo haber sobrevivido este smartphone, pero así como en ocasiones nos encontramos con graves defectos de fábrica, también podemos observar gratas sorpresas en la calidad de nuestros productos.

Referencias: BuzzFeed, The Next Web