A medida que el mercado crece y el interés de los inversionistas es más evidente, el hackeo a criptomonedas se ha convertido en un dolor de cabeza que va en aumento. Solana acaba de ser la última gran víctima al respecto.

Este ecosistema cripto que es considerado como uno de los más relevantes en la actualidad gracias a su destacada velocidad de red y lo accesibles que pueden ser sus transacciones, fue hackeado la madrugada de este miércoles con lo que millones de dólares en activos digitales fueron robados.

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La vulnerabilidad fue confirmada por Solana desde su cuenta de Twitter en donde afirmó que el ataque de los ciberdelincuentes, del cual aún se desconoce su origen, afectó a cerca de 7 mil 767 billeteras digitales.

Lo anterior se tradujo en el robo de 5.2 millones de dólares en activos digitales, según Bloomberg, fuente que también refiere que los ingenieros de Solana ya trabajan para dar seguimiento y tener detalles sobre el ataque.

Por capitalización del mercado, el token nativo de Solana es la novena criptomoneda más grande del mercado, aunque su rendimiento del activo ha sido débil desde principios de este año.

En enero, el token de Solana cotizaba en cerca de 175 dólares. En lo que va del año, el valor de la moneda digital ha caído en un 77 por ciento.

Solana y los problemas de ciberseguridad

Este hackeo se da apenas unos días después de que el puente criptográfico, Nomad sufriera el robo de casi 200 millones de dólares a manos de delincuentes informáticos.

Escenarios como estos serán recurrentes en lo que resta del año. Hasta el momento, se estima que en lo que va de 2022 se han robado criptoactivos por un valor de mil millones de dólares a través de puentes criptográficos.

La razón no es otra más que la blanda seguridad que estas plataformas poseen. A finales del año pasado, ya se esperaba que las criptomonedas fueran protagonistas en el tema de ciberataques.

Las plataformas de intercambio de criptomonedas se han desarrollado exponencialmente, a través de códigos abiertos, aunque no se ha tomado o hecho caso a temas de seguridad y regulación.

Así no existe una garantía de que los clientes recuperen su dinero después de algún hackeo, ya que este tipo de transacciones no se pueden rastrear, lo que las hace especialmente atractivas para los ciberdelicuentes.