La historia de que un periodista de Gizmodo.com halló en un bar un teléfono móvil, que resultó ser un prototipo de la nueva versión del iPhone, de Apple, parece increíble para ser cierta.  Sin embargo, ahora la policía del Estado de California decidió incautar los bienes del periodista, Jason Chen, sin estar él presente y los guardianes del orden se llevaron cuatro computadoras y dos servidores. Esto lo hicieron a través de una orden de cateo obsequiada, como se dice en México, por el Juez de la suprema Corte de San Mateo. Sin embargo, de acuerdo a Gaby Darbyshire, de Gawker Media LCC, la orden de cateo es inválida bajo la sección 1524(g) del Código Penal de California.

La respuesta de Darbyshire no se hizo esperar, que por escrito respondió a la policía, indicando que a pesar de habérsele informado a la Autoridad que no podía incautar ningún bien de Chen, lo ignoraron y que después de un par de horas, cuando el periodista ya estaba en su casa, procedieron a incautar los bienes, a pesar de la protesta del mismo.

Las computadoras incautadas son parte de su oficina de trabajo. Jason Chen es un periodista que prácticamente trabaja en casa y todo su equipo lo utiliza para los propósitos de su profesión.

Darbyshire indica en su texto lo ilegal de la orden de cateo e incautación y exige que los bienes incautados sean regresados a su dueño de inmediato.

Por su parte, Jason Chen indicó que “fuimos  a cenar con mi mujer y a las 9:45 pm, aproximadamente, noté que la puerta del garage estaba semiabierta. Cuando intenté abrirla, unos oficiales llegaron para indicarme que tenían una orden de cateo para buscar en mi casa, mis vehículos y la propiedad “en mi control”. Me hicieron poner las manos sobre la cabeza y me revisaron para asegurarse que no tenía armas u objetos punzocortantes conmigo.

Mi mujer fue entonces a estacionar el auto en un lugar que no estorbara a otros coches ya que los oficiales estaba ocupando el espacio que usamos para guardar el vehículo. Los oficiales tenían una computadora y estaban catalogando todos los artículos que sustraían de mi casa. Me dijeron que llevaban ya dos horas y que tuvieron que abrir la puerta a la fuerza porque no había nadie para hacerlo. Dijeron que podía pedir que me arreglaran el daño sin costo para mí.

Los oficiales me dijeron que no estaba bajo arresto por lo que -si quería- podía irme. Parecían ansiosos por deshacerse de mí y cuando un vecino, que no conozco, me preguntó qué era lo que estaba pasando, los oficiales me dijeron que podría irme con mi amigo y que ellos me llamarían cuando terminaran. Les dije que no conocía a ese vecino.

Les pedí su orden de cateo, la cual ofrecieron de inmediato. Yo les pregunté, porque ya tenía un correo de la policía previo, en donde les indicaba que era ilegal el cateo y la confiscación de bienes. Ellos me dijeron que lo habían visto y que lo tomarían como evidencia. Un oficial me dijo que en sus 25 años trabajando en este tipo de casos, era la primera vez que veía algo así.

Me hicieron quedarme fuera de mi casa, con mi mujer, por alrededor de unos 30 minutos mientras que terminaban con su trabajo de cateo e incautación. Cuando tomaron todo, se subieron a un camión y se fueron. El detective a cargo me dio su tarjeta y me dijo que lo llamara si tenía preguntas y que debería demandar que arreglaran la puerta de la casa. Dijo, después de que le dije que no tenía ningún comentario que hacer, que posiblemente había una mala interpretación de todo esto y que podría aclararse si él me contestaba mis preguntas. No respondí nada a eso.

Los oficiales imprimieron una lista inventariada de mis pertenencias y tomaron fotos para asegurarse del posible daño que ellos pudiesen habido causado“.

Aquí acaba el relato del periodista. Ahora la cuestión es, ¿sigue siendo todo esto un teatro para cubrir a Apple de haber quizás dado el nuevo iPhone a Gizmodo? ¿De verdad se lo habrán encontrado? Ud., matukense lector, lectora, ¿qué piensa?

Fuente: Gizmodo