Las auroras boreales son un espectáculo común en las regiones árticas y antárticas de la Tierra pero en Marte parecen ser mucho más raras por lo cual se han convertido en un motivo para ser estudiadas. Este fenómeno en Marte solamente se da en el espectro del ultravioleta y probablemente jamás sea tan espectacular como el que se ve en nuestra Tierra, pero después de una década de medidas por la sonda de la Agencia Espacial Europea, Mars Express, las extrañas auroras marcianas están dando nueva luz sobre los vestigios del campo magnético en el planeta rojo.

La auroras terrestres se dan a altas latitudes gracias a la intensidad del campo magnético terrestre. Este campo interactúa con el viento solar y, como las partículas cargadas de dicho viento se mueven en dirección del campo magnético, cuando chocan lo hacen con diferentes moléculas y átomos en la atmósfera, para así crear estas impresionantes luces. Pero Marte no tiene un campo magnético global por lo que no es posible ver las auroras como en la Tierra. En lugar de ello, se ha encontrado que Marte tiene unos pequeños «bolsos» de campos magnéticos en las tierras altas del hemisferio sureste, los cuales son vestigios de tiempos muy antiguos cuando el planeta era geológicamente más activo. Esto permite pequeñas auroras en el espectro ultravioleta, las cuales se forman en raras ocasiones.

Entre el 2004 y el 2014, el Mars Express ha estado observando las auroras marcianas con sus espectroscopios, SPICAM y ASPERA. Fue la primera sonda en observar luz ultravioleta durante la noche marciana. Una década de datos y observaciones fue necesaria para poder entender más las propiedades de este fenómeno. «Las auroras boreales ultravioletas son muy raras en Marte: duran un par de segundos. Incluso haciendo pasar la sonda varias veces por el mismo sitio, muchas veces no se repiten», dice Lauriane Soret, de la Universidad de Liege, Bélgica.

De hecho, el Mars Express ha grabado 19 auroras en el planeta rojo. La altura estimada de las auroras es de unos 137 kms. Usando su sensor ultravioleta, la sonda ha sido capaz de medir la energía de los electrones que golpean la atmósfera marciana y, contrastando contra las observaciones visuales, los científicos fueron capaces de deducir que las auroras se formaron cerca de la frontera entre las líneas abiertas y cerradas del campo magnético. Cuando esas líneas se orientan con la vertical, el resultado fue un rayo de luz ultravioleta. «Parece ser que las emisiones están controladas por una forma especial del campo magnético local», dice Jean-Claude Gérard, también de la Universidad de Liege.

Las investigaciones en este terreno se publicaron en el Journal of Geophysical Research: Space Physics e Icarus.

Referencias:

ESA 
GizMag