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¿Cómo funcionan las tarjetas del Metrobús?

Te explicamos la tecnología que hay detrás de uno de los transportes públicos más usados de la Ciudad de México

El transporte público de la Ciudad de México tiene varias vertientes. Por una parte está el servicio que prestan líneas de camiones en diferentes rutas, además de los “peseros”, que son ya un parque vehicular importante.  Aparte de todos estos está el Metrobús, el sistema del gobierno capitalino que se ha ido construyendo poco a poco con los años. Este sistema usa unas tarjetas que requieren tener saldo y que el usuario muestra en un dispositivo que lee si se dispone de dinero en la misma y si es así, da acceso al torniquete y entonces pasamos a la estación y usamos el servicio. En caso contrario marca un error y el torniquete no se desbloquea.

En junio del 2006 se pusieron a la venta de los usuarios del STC Metro unas 12 mil tarjetas, con valor de 300 pesos, lo que en su momento servía para 150 viajes, pues el costo del pasaje del Metro era en ese entonces de 2 pesos. Así, quien comprara esa tarjeta no pagaba nada por ella. En septiembre de ese mismo año, el STC Metro vendió otras 5.5 mil tarjetas, con un costo de 200 pesos cada una, lo que eran 100 viajes. Hoy se puede comprar una tarjeta por 10 pesos y el costo de cada viaje es de 6 pesos si hablamos del Metrobús (o 5 pesos si se trata del Metro)

La tecnología usada en estas tarjetas plásticas es de RFID (Radio Frequency Identification), que es un sistema que se usa incluso en las carreras de 10 kilómetros o más, y que en lugar de tarjeta se pone un dispositivo de plástico que se ata al zapato tenis del corredor y que -al pasar por unos arcos- mide los tiempos cronometrados por secciones. En las tiendas de electrónica se pueden conseguir estas tarjetas llamadas RFID Cards. El asunto funciona así: hay un sistema lector y uno transmisor. La tarjeta es el transmisor aunque no tiene energía propia y por ello se denomina pasivo. Dentro tiene un circuito integrado con un sistema de espiras de alambre, cercanas al borde de la tarjeta.

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Estas espiras son el equivalente a una bobina receptora y también una antena emisora. Esto permite y hace la comunicación entre la tarjeta y el lector (que está en los torniquetes de las estaciones). Cuando se pasa la tarjeta sobre el lector, se comunica gracias a que el lector genera un campo magnético variable y cuando alcanza a la tarjeta se genera una serie de pulsos eléctricos que alimentan el chip, el cual está programado para emitir una señal a través de la antena, que también tiene el código de identificación de dicha tarjeta.

Lo interesante comienza aquí: el lector está conectado a un nodo en una red privada, la cual controla una base de datos central. Aquí hay una asociación de la identificación de la tarjeta (todas tienen un número) y la cantidad de dinero que el usuario le haya abonado. Así, cuando el lector le pone dinero a su tarjeta y vemos como que parece que hace algo en ella en la ranura donde la colocamos para ingresarle saldo, en realidad simplemente está actualizando la cantidad de pesos pero no en la tarjeta (que no guarda información externa), sino en la base de datos centralizada.

Este sistema podría tener más usos, por ejemplo, estadísticos. Si el sistema de base de datos central sabe de todos los movimientos de la tarjeta (en qué estación se subió un usuario, si colocó más de una vez en el lector con poco tiempo de diferencia -lo cual indicaría que el usuario podría ir acompañado, el gasto mensual de la tarjeta, etcétera), entonces se podría tener información de cómo la gente usa el sistema del Metrobús.

Pero aparte de esto, más de uno habrá ya pensado si estas tarjetas se pueden clonar o no. Y en realidad la clonación significaría hacer una tarjeta con los mismos números de identificación para que el portador de la misma usase y robase el crédito de la tarjeta original, porque digamos que no es posible ponerle saldo a la tarjeta de manera ilegal porque todo esto se maneja en una base de datos que además, está en un servidor privado. Así pues, aunque no faltará quien quiera dedicar sus esfuerzos a esto para “ganarle” al sistema, la realidad es que el esquema planteado es bastante seguro.

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Esto es, a grandes rasgos, cómo funcionan las tarjetas del Metrobús. Si por ejemplo, el sistema le marca que su tarjeta es inválida o está bloqueada, esto quiere decir que algo pasó y el sistema no la puede leer. Pero si usted le puso dinero a esa tarjeta lo puede recuperar, o al menos presentar la respectiva queja, porque de nuevo, aunque nos parezca que es así, la tarjeta no guarda nuestro saldo, éste se guarda en el servidor cuando nosotros le ponemos dinero a la tarjeta en las máquinas respectivas.

Si usted tiene problemas y su tarjeta no la puede leer el sistema, vaya a alguno de los centros de atención para que le ayuden a resolver la dificultad.

Referencias: RFIDMetroBus – Centros de Atención 

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