El 10 de julio del 2008 nació la tienda de apps de Apple. Seis años después se pueden encontrar unos 60 mil millones de apps descargadas a través de esta plataforma, haciendo que esto sea literalmente un récord. Debido quizás a lo exitoso de este modelo, Google ha seguido esta idea, la ha copiado literalmente (las ideas, a todo esto, no son susceptibles de los derechos de autor) y próximamente podríamos tener tiendas de apps para la computadora de escritorio y no solamente para los dispositivos móviles.

Considerando esto, es buen momento para analizar este entorno. Por ejemplo, de acuerdo a Nielsen, el 89% de nuestro tiempo en los medios se gasta en el uso de apps. Así entonces, como esto ocupa una enorme parte de nuestras vidas digitales, pasamos por alto que dos compañías (Google y Apple) están decidiendo qué hacemos en línea y dónde gastamos nuestro tiempo, amén de los contenidos a los que tenemos acceso en muchos casos.

Por ejemplo, en sus guías de uso de Apple al respecto de las apps que permiten, indica: «la compañía rechazará apps si encuentra contenidos o comportamientos que sobrepasan un límite. ¿Qué límite? Bueno, la Suprema Corte de los Estados Unidos una vez dijo: «lo sabremos cuando lo veamos» y pensamos que usted sabrá cuando pase este límite».  ¿Cuál es este límite exactamente? ¿Será el mismo límite en cinco años? Aparentemente Apple ha decidido por sus pistolas convertirse en la Corte suprema de nuestras vidas digitales. Ellos deciden, sin derecho de réplica, literalmente, si una app no cumple con sus lineamientos, lo cual queda en un terreno oscuro, borroso, mal delimitado.

Ambas, Apple y Google controlan, vía sus apps, el flujo de la información. En la medida que pasa el día, ellos pueden decidir qué contenidos permitir o no. Y aunque no parece que esto pase de manera muy seria, bien podría ser en un par de años una amenaza real sobre nuestra libertad de expresión y sobre la libertad para crear. De hecho, en alguna medida esto parece estar pasando con Apple. Considérese el ejemplo de una compañía llamada Tawkon, la cual creó una app que le dice a usted cuando su teléfono está emitiendo una radiación alta por lo que entonces los usuarios pueden tomar sus previsiones. Apple rechazó esta app. Cuando Tawkon le preguntó a Steve Jobs la razón de esto, él simplemente replicó: «no nos interesa». ¿Por qué Apple rechaza algo que podría ser bueno para los usuarios de los dispositivos móviles? Quizás una razón, y esto es una especulación, es que este tipo de apps podrían dañar potencialmente a los que fabrican teléfonos celulares y que tienen a Apple como socio.

Otro ejemplo interesante es el bloqueo de las apps «bitcoin wallet», una política que apenas cambió. Un poco tarde para bitcoin, porque el usuario promedio podría ahora preferir usar ApplePay. El haber bloqueado a los sistemas que usan bitcoins parece haber ocurrido cuando Apple estaba armando su estrategia ApplePay, dándoles una ventaja injusta. De nuevo, Apple rechazó las apps no en base a una actividad maliciosa, o el cruzar esa línea invisible entre lo que se debe o no se debe hacer, sino basándose en simplemente la ganancia de capital.

Y es cierto que en términos generales, las tiendas de apps tienen para todos los gustos, necesidades (y no necesidades). Se actualizan  constantemente y permite descubrir muchas veces nuevos usos para estos ecosistemas. Sin embargo, para muchos el cobrar 30% de comisión es excesivo por parte de la empresa. Claro está que de todas esas descargas de las que ya hemos hablado, hay muchas apps gratuitas, en donde Apple no se lleva nada y sin embargo, tiene que mantenerlas en su sistema y supongo que eso cuesta.  Aún así, parece abusivo ese 30% de comisión, aunque en otros ámbitos las cosas suelen ser peores. Por ejemplo, los autores de libros se llevan si acaso, el 10% del precio de venta de los ejemplares que la gente compre y así, la editorial se queda con el 90% cuando sin libro la editorial no sería nada. ¿No sé si es el caso de Apple y los programadores? ¿Usted, lector, lectora binaria de unocero, qué piensa?

Tal vez un punto importante es que Apple ha hecho un gran esfuerzo por mantener su ecosistema de apps cerrado y solamente haciendo jailbreak al dispositivo, se pueden acceder a otras tiendas que no puede, por ejemplo, controlar Apple. Pero seamos francos, de los millones de usuarios de teléfonos iPhone, ¿cuál es la cantidad que decide hacer jailbreak? ¿Vamos, cuál es la cantidad que siquiera entiende esto del jailbreak?

Pero por ejemplo, Apple puede pronto anunciar la apertura de Apple TV a los desarrolladores. Tal vez sea una idea fantástica porque los usuarios podrán usar de mejores y más diversas maneras, lo que aparece en sus televisiones. Apple busca sin embargo algo parecido a lo que ha hecho con su tienda virtual. Por ejemplo, la empresa de la manzana, que hace para muchos el mejor sistema operativo sobre la Tierra (que me parece una exageración espantosa), no ha podido hacer un navegador decente para el iPhone. Quizás la razón sea sencilla: la web debe ser libre y accesible a todos y esto es evidente, no lo quiere Apple. Al contrario de nuestros jueces supremos sobre las apps que podemos usar, la web no filtra o restringe los contenidos. No hay una sola entidad que controle que se puede poner en línea y qué no. Vamos, no hay un lineamiento sobre el límite de lo permisible que pone Apple para las apps, aunque repito, no está claro qué significa ese límite entre lo que se puede y lo que no se puede hacer. Cualquiera puede comprarse una computadora, conectarla a la pared y definirla como un servidor. Sin una orden judicial, nadie puede evitar esto.

Apple y Google deberían ser transparentes en sus políticas sobre el rechazo de apps. Y  aunque es cierto que estas compañías tienen el derecho de buscar la máxima utilidad sin la necesidad de ponerse en ningún plano moral o ético superior, es importante recordar que los consumidores también tienen el derecho y el poder de elegir. Debemos seguir luchando por una tienda de apps abierta y no aceptar este regimen de censura que nos imponen.

James Robinson escribió hace unos meses: «2013 fue el primer año en el que os norteamericanos gastaron más tiempo en línea en sus dispositivos móviles que en sus computadoras y como estos dispositivos se están convirtiendo en nuestro punto primario de interacción. La experiencia en línea se convertirá gradualmente en sinónimos con lo que hay dentro de las apps. Es como la red Internet, pero reimaginada como una experiencia con marca registrada y con estructuras menos democráticas, como lo que hacen Google, Apple y Facebook».

La conclusión a todo esto sería: una tienda de apps abierta sería la solución a estos problemas, pero desde luego, estas grandes empresas no quieren esto.

Referencias:

wibki