Un nuevo experimento que consiste en poner en Google el nombre de una mujer más la palabra «hallada» se ha viralizado en redes sociales por los resultados desgarradores que arroja.

El experimento busca reflejar y visualizar cuántas mujeres han sido asesinadas, abusadas sexualmente, sufrido acoso o que fueron halladas muertas tras haber desaparecido durante días.

Todo inició cuando una usuaria decidió retar a los usuarios a realizar una búsqueda con el nombre de una mujer junto con la palabra «hallada».

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«Te invito a hacer este experimento. Escribe tu nombre en Google junto a la palabra ‘hallada’ y dale buscar. Por ejemplo, ‘Andrea hallada’. Me cuentas cómo te fue. El feminismo nos representa a todas», se puede leer en su publicación.

Tras haber visto cómo cobraba importancia este experimento, decidí poner mi nombre con la palabra «hallada» y los resultados me parecieron realmente perturbadores.

La búsqueda en Google arrojó terribles noticias relacionadas con mujeres que se llaman «Susana». En un caso, el cuerpo de una de ellas es hallado en un canal de riego; otra desapareció y una fue asesinada brutalmente.

Las noticias que menciono son sólo de la primera página de búsquedas en Google y de fechas recientes, así que esto sólo expone lo siguiente: ¿Cuántas otras personas llamadas «Susana» han sido víctimas de la violencia ejercida contra la mujer y cuántas otras mujeres alrededor del mundo?

Los resultados son desgarradores y sólo nos brinda un pequeño reflejo de la turbia y nauseabunda sociedad en la que existimos; porque en cualquier momento una de esas mujeres llamada Susana, podría ser yo.

Basta con que comparta la siguiente captura de pantalla para que observen cómo las mujeres son víctimas de la violencia en cualquier lugar y en cualquier momento.

Si bien este experimento no soluciona absolutamente nada, al menos expone la pequeña punta de ice-berg sobre el problema al que nos encontramos sometidas y por el que las mujeres nos encontramos luchando.

El reflejo de la sociedad en las búsquedas de Google

Y, después de esto, sólo nos queda preguntar: ¿En serio nos preocupan más los monumentos «vandalizados»?