En octubre del año pasado, Apple presentó la última versión de su línea MacBoook Pro, un equipo con características muy singulares. Este equipo de cómputo está enfocado para personas que requieren cubrir necesidades de portabilidad y rendimiento, ya que es muy delgada y al mismo tiempo poderosa.

Existen 3 configuraciones generales de esta MacBook Pro: la básica, en donde la pantalla es de 13 pulgadas sin Touch Bar ni Touch ID; otra de 13 pulgadas que ya incluye el Touch Bar y Touch ID; y la más completa que consta de una pantalla de 15 pulgadas y también trae Touch Bar y Touch ID, siendo esta última la que nos prestó Apple para hacer uso de ella y probar de primera mano las características que esta máquina nos brinda.

Como muchos de ustedes saben, en Unocero no solamente escribimos noticias y reseñas, sino que también producimos nuestro propio contenido multimedia, y es aquí en donde aproveché esta MacBook Pro para conocer su rendimiento, ya que durante un par de semanas se convirtió en mi herramienta de trabajo principal; literalmente dejé de lado mi PC ensamblada con la que trabajo todos los días y traté de exprimir lo más que pude este nuevo hardware.

Pantalla

Apple se caracteriza por presumir la calidad de sus equipos y en esta ocasión no se quedó atrás. Esta máquina cuenta con dos pantallas, una llamada Touch Bar (de la que hablaremos más adelante) y la pantalla principal, que es de 15.4 pulgadas con retroiluminación LED y una resolución de 2,880 x 1,800 pixeles a 220 pixeles por pulgada. Realmente es una delicia visual al momento de consumir cualquier contenido en ella.

Es tanta la calidad, que realmente no se alcanzan a percibir los pixeles que la componen, aunque la verdad tardé algunas horas en acoplarme a ella, porque en lo personal y por comodidad me gusta editar video en monitores más grandes. Pero en general, los contrastes son evidentes, los colores son muy vivos, el tiempo de respuesta casi ni se siente y el brillo de la pantalla es notoriamente más elevado que en otros modelos de esta línea.

Touch Bar

El Touch Bar sin duda es uno de los principales cambios evidentes en este nuevo modelo de MacBook Pro. Se trata de una pequeña pantalla sensible al tacto situada en la parte superior del teclado que sustituye la barra de funciones y que va cambiando automáticamente según lo que estás haciendo.

Al ver por primera vez esta pequeña barra encendida me asombré hasta cierto punto, ya que nunca antes había visto algo así en ninguna otra máquina. Inmediatamente comencé a explorar sus funciones básicas, como brillo, volumen y controles de reproducción multimedia, teniendo una respuesta muy favorable; la parte táctil funcionaba al toque y muy rápido.

Por ello es que ya ansiaba instalar todos los programas que utilizo de edición de imagen y video para ver qué más me podía ofrecer el Touch Bar. En primer lugar instalé Adobe Premiere, After Effects, Photoshop y Spotify.

Debido a que tenía algunos gráficos pendientes por editar, abrí Photoshop y automáticamente la barra cambió. Me di cuenta que se podía acceder a las funciones y controles de este programa con el fin de facilitar y agilizar el trabajo, pero la verdad me duró poco el gusto, pues la barra te muestra gran cantidad de opciones de las que puedes hacer uso, como la visibilidad y opacidad de capa, los modos de fusión, máscaras de recorte, pinceles, tamaños de pinceles, colores, rotar el lienzo, nueva capa, en fin, prácticamente tenía la barra de herramientas completa del programa en el TouchBar, pero con el ritmo de trabajo sinceramente se me olvidó que estaba ahí.

Me concentré tanto que cuando menos me daba cuenta seguía utilizando los atajos convencionales. Volteaba de reojo al teclado y veía el Touch Bar y me disponía a hacer uso de él pero se me hizo muy tedioso tener que estar volteando a ver la parte de la barra que tenía que tocar para realizar la función. En realidad estaba perdiendo más tiempo y hasta cierto punto me llegó a estresar.

Posteriormente me dispuse a trabajar en Premiere y After Effects, programas especializados en edición y postproduicción de video, y desafortunadamente la experiencia fue exactamente la misma, a pesar de que en los programas de edición de video puedes manipular la línea de tiempo en el Touch Bar, para mi no fue tan eficiente hacerlo de esa manera.

Siempre que estoy trabajando me gusta escuchar música y algo que sí me gustó es que al ejecutar Spotify, la barra cambia y muestra los controles de reproducción. Entonces, para cambiar de canción no había necesidad de abrir la aplicación en el escritorio, ya que desde el Touch Bar podía seleccionar el ícono de Spotify y desde ahí controlar la música.

En general, no creo que esta tecnología sea mala, solo que es generacional. Yo simplemente no me acoplé ya que llevo muchos años utilizando estos programas con atajos en el teclado, pero las nuevas generaciones que comienzan a aprender el manejo de este software seguramente se van a acoplar rápidamente y es posible que en el futuro sea fundamental tener un Touch Bar en cada computadora.

Puertos

Todo era risa y diversión hasta que llegó el momento de conectar un mouse. Por lo menos yo no conozco alguno que sea USB Tipo-C, ya que los 4 puertos con los que cuenta esta MacBook Pro son de este tipo, además de una entrada de 3.5 mm para audífonos; sólo eso y nada más. Realmente no sabía qué hacer, porque editar video con cualquier touchpad es un dolor de cabeza.

La solución la encontré en un adaptador (ilustrado en la imagen de arriba) que me brindó un puerto USB 3.1, un puerto HDMI y otro USB Tipo-C. Obviamente conecté el mouse al USB tradicional y un monitor extra al HDMI. Este adaptador no lo incluye la máquina, así que súmenle algunos pesos extra a la ya de por sí costosa computadora.

Otro inconveniente surgió cuando necesitaba transferir archivos de una máquina a otra. Como el adaptador solo cuenta con un puerto USB era realmente tedioso y a veces hasta molesto tener que desconectar el mouse, conectar la memoria al adaptador y transferir los archivos utilizando el touchpad. En este punto yo sí le pongo un rotundo tache.

Cabe señalar que los 4 puerto USB Tipo-C son compatibles para carga, Display Port, Thunderbolt (hasta 40 Gbps) y USB 3.1. Está bien que la gente de Apple quiera innovar y hacer que la tecnología evolucione, pero creo que un gran porcentaje de personas no estamos preparados para migrar por completo a este puerto de transferencia de datos.

Touchpad y teclado

Creo que el touchpad es otra de las diferencias físicas más notorias de esta MacBook Pro, ya que es enorme y realmente se agradece. A pesar de que la mayoría del tiempo utilicé esta máquina con un mouse, el touchpad me ayudó a hacer una mancuerna perfecta porque en él realizaba todos los gestos multitáctil, ya que es sensible a la presión para un control preciso del cursor.

También me percaté que el touchpad permite hacer clics fuertes y trazos sensibles a la presión, y esto ayuda a que la navegación y fluidez de trabajo sea realmente un experiencia muy agradable.

En cuanto al teclado, realmente no me pongo muy exquisito. La construcción es sólida aunque un tanto rara, ya que al presionar las teclas no bajan tanto porque son planas y esto ocasiona que utilices fuerza de más y se produzca bastante ruido al momento de estar tecleando. Para mi no fue ningún problema, pero creo que para la gente que trabaja a mi alrededor sí.

Construcción

Sin duda alguna Apple siempre se ha caracterizado de hacer productos con una buena construcción y muy duraderos; el chasis de este dispositivo es de aluminio en dos colores: plata y gris.

En la parte de la tapa está el ya icónico logo de la manzana, pero esta vez no es brillante, es solamente metal. La máquina es muy ligera y fácilmente transportable, aunque eso sí, sentí que fácilmente se puede rayar la superficie de aluminio, pero fuera de eso es un equipo muy robusto que a pesar de ser muy delgado, te da la confianza de llevarlo a todos lados.

Rendimiento

Esto es lo más importante para mi, saber cuánto tiempo me puede ahorrar al momento de hacer un render y créanme que realmente me sorprendió. Sometí esta máquina a un proyecto un tanto complejo de gráficos en movimiento en After Effects y desde el primer momento en que incorporé clips de video y elementos gráficos a este programa, comencé a sentir la fluidez con la que a lo largo del proyecto seguí trabajando.

El hacer renders prácticamente en tiempo real de animaciones en buena calidad es algo que se agradece porque ahorras mucho tiempo y realmente se nota al contar con un procesador Intel Core i7 Quad Core de 2.9 GHz (con Turbo Boost de hasta 3.8 GHz) en conjunto con los gráficos de Intel. Y el poder moverte de un programa a otro de una manera bastante fluida habla bien de los 16 GB de memoria RAM que integra esta MacBook Pro.

Realmente quedé muy satisfecho con el rendimiento, aunque también hay que mencionar que al momento de hacer renders finales de video con calidad FullHD a 60 cuadros por segundo, tanto en After Effects como en Premiere, se calentó bastante el equipo. No me alarmó tanto pero nunca pensé que le sucediera de esa manera.

Haciendo una rápida comparación en el flujo de trabajo y rendimiento, sin duda noté una gran diferencia entre la MacBook Pro y la máquina con la trabajo todos los días, aunque obviamente las configuraciones de ambas son muy diferentes. Para empezar, los componentes de mi PC ya están algo viejos y sería muy injusto realizar un mano a mano entre las dos computadoras, pero aún así, y sin exagerar, creo que sí ahorré un 50% de tiempo al momento de hacer algún render.

Lo único que no me encantó es el SSD con el que cuenta esta configuración de MacBook Pro, ya que sólo es de 256 GB y al estar manejando archivos de video implica mucho espacio de almacenamiento. La ventaja es que también puede ser configurable a 512 GB, 1 TB o 2 TB.

Desventajas

En general la máquina es muy buena, aunque tengo mis reservas. Como ya lo había comentado, me decepcionaron mucho los puertos; quizá lo hicieron para reducir espacios y poder hacerla más delgada y está bien, pero tener que estar comprando adaptadores para todo, no lo es.

En una ocasión estaba casi a punto de terminar un render en Premiere y sufrí por un momento. Repentinamente la pantalla se congeló y la máquina dejó de funcionar; me mostró gráficos tipo 8 bits en color verde y lo primero que pensé fue en algún error en la tarjeta de video.

Lo que hice fue presionar el botón de encendido (que por cierto también es TouchID) para reiniciar el equipo. Cargó el sistema operativo sin ningún problema y al querer hacer el render nuevamente, sucedió exactamente lo mismo: apareció una pantalla de color verde tipo 8 bits. En ese momento pensé en cómo un equipo tan caro me había arrojado ese tipo de error. La solución la encontré instalando algunas actualizaciones que tenía el equipo.

Seguramente una desventaja para muchos es el precio, ya que no es un equipo nada barato. Existen varias configuraciones de esta MacBook Pro en dos diferentes tamaños de pantalla: 13 pulgadas y 15 pulgadas, que van desde los $29,999 MXN ($1,499 USD, en la tienda Apple de Estados Unidos), y la configuración más avanzada que alcanza los $65,199 MXN ($2,799 USD, en la tienda Apple de Estados Unidos).

Y como lo mencioné anteriormente a este precio hay que agregar el costo del adaptador que ronda los $1,099 MXN y si quieres mantener un óptimo rendimiento y protección para tu equipo, súmale un plan de AppleCare, que tiene un costo de aproximadamente $6,799 MXN para obtener hasta tres años de cobertura de reparación y soporte telefónico de los expertos de Apple. Nada barato ¿verdad?

Conclusión

Como te podrás dar cuenta, esta MacBook Pro no es para cualquier persona. Si te dedicas a la producción de contenido multimedia, edición de video o diseño gráfico, buscas portabilidad y al mismo tiempo desempeño y rendimiento, sin duda alguna es una buena elección.

Pero si crees que con ese dinero puedes armar o comprar una máquina más poderosa y con mucho mayor rendimiento, definitivamente este dispositivo no está enfocado para ti.