El metaverso se proclama como el futuro del internet y para ello las plataformas en línea (que son sus precursoras) ya están sirviendo de talleres para desarrollar productos, pero que van destinados a la vida real.

Y es que la barrera entre lo digital y lo tangible es cada vez más estrecha. Ejemplo de lo anterior es el calzado deportivo o ropa de marcas de lujo que poco a poco se han ido adentrando al mundo virtual.

El internet es por sí mismo un lugar de apertura para probar cosas virtuales que están basadas en recreaciones extremadamente precisas de lo que se experimenta en la vida real; el metaverso es la continuación de la realidad.

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Es así que el clamor por los bienes virtuales se produce en momentos en el ya se asegura, incluso, que el metaverso reemplazará a la web de hoy.

Metaverso cada vez más real.

Durante los últimos meses, un creciente número de marcas ha tratado de posicionarse en las plataformas más resonantes como son Roblox o Fornite. El temor es perderse el gran cambio tecnológico y social que significa el metaverso.

Evidentemente se trata de un costo mucho más bajo el riesgo de fracasar en el metaverso que en la vida real, esto se debe en gran parte a que el desarrollo de productos tiene precios menores.

Tendencia subyacente.

Otro factor a considerar es la tendencia subyacente del metaverso que es, para las marcas, explotar datos recogidos de la web, de los hábitos de consumo, para desarrollar mejores colecciones e, incluso, para hacer mejores pronósticos.

Oportunidad real.

Todo este fenómeno representa un área de oportunidad para los jóvenes diseñadores en el metaverso, debido a que desde hace ya algún tiempo se lanzan colecciones meramente virtuales, artículos digitales que se pueden comprar y vender mediante la tecnología blockchain.

“Pensamos que el vínculo emocional con los objetos físicos sigue siendo importante y puede aumentar el apego a los productos digitales”. Benoit Pagotto, uno de los fundadores de RTFKT.

Y es que un aspecto de la operación fue hacer coincidir cada par digital vendido una día con zapatos tangibles, que los compradores podrán recoger semanas después.