Quizás te preguntes qué es la economía del comportamiento y qué tiene que ver con la tecnología, pues resulta que mucho, ya que gracias a este concepto las industrias del sector han podido tener un mayor impacto en los usuarios.

Según el Proyecto de Integración de Ciencias del Comportamiento y Economía de la Facultad de Psicología de la UNAM, la economía del comportamiento se basa en la idea de que los seres humanos no son completamente libres e independientes.

Más bien el comportamiento depende de factores históricos, sociales, culturales e individuales.

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De acuerdo con los expertos, la economía del comportamiento también se basa en sesgos del pensamiento humano para orientar la toma de decisiones y si bien el ideal es usar dicho conocimiento para proponer soluciones a problemas.

De tal modo que la industria tecnológica ha acuñado este concepto para hacer propuestas más relevantes en los consumidores.

Ejemplos de la economía del comportamiento.

El tan famoso e-commerce, es un ejemplo de la economía del comportamiento, y es que la gamificación ha acaparado la atención de los usuarios, pues a través de ella se incorporan mecánicas de juegos, como recompensas o logros, para alentar a las personas a seguir comprando.

Los datos del informe 2022 de New Consumer sostienen que el 45 por ciento de los usuarios que son parte de la generación Z y el 43 por ciento de los llamados millennials se sienten más como ellos mismos cuando están en línea.

Esto ha permitido el auge del comercio electrónico, en especial en la categoría de la moda, y es que la economía del comportamiento funciona a través de técnicas lúdicas más populares como lo son sistemas de puntos y programas de recompensas.

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Además de bonos diarios, concursos o sorteos en redes sociales, así como trivias o pruebas de producto.

Otro caso relevante de la economía del comportamiento es el botón de reproducción automática después de cada episodio en Netflix, cuya dinámica primero comprendió el comportamiento humano para que funcionara.

Netflix sabe que somos flojos y aprovecha eso para mantener a los usuarios viendo su contenido.

Si bien el conocimiento del comportamiento humano puede representar un beneficio económico para las empresas, no se debe dejar de lado el aspecto ético, es decir, balancear los incentivos económicos de las compañías con los beneficios del usuario.