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Cuidado con las pantallitas

La semana pasada estuve en la presentación de los nuevos servicios en línea de Microsoft, llamados simplemente Live. Las versiones más actualizadas ofrecen nuevas funciones...

La semana pasada estuve en la presentación de los nuevos servicios en línea de Microsoft, llamados simplemente Live. Las versiones más actualizadas ofrecen nuevas funciones en el Messenger y otros productos que la firma ofrece desde hace tiempo, todo bajo el concepto de “la nube”, donde la información es almacenada en sus computadoras, no en la del usuario.

Una de las pláticas se trató sobre la seguridad de los usuarios en la red, concepto que se engloba en la iniciativa “Navega Protegido”, que la firma y otras empresas impulsan desde hace varios años. La idea, además de ofrecer información para los navegantes adultos es, sobre todo, tratar de hacer de la red un lugar un poco más seguro para los niños y adolescentes.

Tarea complicada y con muchos recovecos, el “navega protegido” tiene varias líneas de acción. Una de ellas es orientar e informar a los padres de familia, hacerles entender que una PC conectada a Internet es una fuente de información inagotable, pero que esa información puede ser decididamente perturbadora para las pequeñas mentes que, si no fuera por Internet, no estarían expuestos de ninguna forma a ellas.

Una de las recomendaciones que personalmente he dado durante muchos años, para el caso de la PC en la casa donde hay menores, es colocarla en un lugar “neutral”, nunca en la recámara del niño y que la pantalla quede de tal forma que con pasar por el salón o lugar, se pueda ver lo que está apareciendo. Si bien la navegación no es necesariamente una actividad familiar, si inhibe el hecho de que papá, mamá o cualquier adulto pueda “echarle un vistazo” a lo que está apareciendo.

En la mencionada presentación, un ejecutivo de la firma mostró lo que se debe y no hacer en los perfiles públicos de las redes sociales. En particular usó un par de ejemplos de FaceBook, donde hacía notar como no es bueno dar muchos datos personales ni llenar de fotos. Ahí la media es difícil de ubicar, pero en general mientras menos datos precisos se ofrezcan, mayor “seguridad” se tiene en dichas redes. Claro que estas recomendaciones son para sitios frecuentados por adolescentes para arriba, que, quiero suponer, más o menos ubican lo que es privacidad y qué datos pueden o no ser revelados a cualquiera.

Todo bien, todo en calma… hasta que me asaltó un pensamiento perturbador. Con el desarrollo de los teléfonos inteligentes con conexión a Internet, ahora es posible navegar en muchas páginas e, incluso, interactuar con las redes sociales más famosas, todo desde la pequeña pantalla del aparatito. Un gran avance en tecnología y disponibilidad, pero una nueva arma contra la que habrá de luchar. ¿Por qué?

Porque el teléfono se usa en cualquier parte. No tiene que estar en un lugar “visible”, los adultos no pueden “echarle un vistazo” si, por ejemplo, el menor o adolescente se mete al cuarto de baño con él. No habrá forma de supervisar lo que está pasando en la pantallita y mucho menos darse cuenta de algo negativo, si es que sucede.

Así es que el panorama se complica. En el futuro, cualquier teléfono será la puerta de entrada a todo tipo de contenidos en Internet y todas las recomendaciones que por años hemos escuchado, ya no sirven para nada…

Lo que hay que procurar, sin duda, es ofrecer toda la información a los pequeños usuarios. Parece trillada la situación, pero por lo menos en nuestras manos está el poder influir en esos mini usuarios para que, aunque estén encerrados en el cuarto de baño con su teléfono conectado a Internet, no platiquen con extraños, no ofrezcan información privada y un gran y complejo etcétera.

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