Un juez en Westminster, en el Reino Unido, decidió que el supuesto hacktivista Lauri Love, no puede ser forzado a dar sus claves de cifrado a la Autoridad Nacional contra el Crime (NCA por sus siglas en inglés). Este resultado se ha llamado «una victoria para todos aquellos que cifran sus datos en el Reino Unido» y «una gran decisión para a libertad y privacidad personal».

La petición de la NCA era considerada por un amplio sector de la población, como un intento de brincarse el Acta Regulatoria de los Poderes de Investigación del año 2000 (RIPA – Regulatory of Investigative Powers Act), que específicamente legisla los poderes de la policía sobre los temas de llaves de encripción y cifrado. La NCA originalmente trató de forzar a Love a entregarles las claves de cifrado bajo la ley RIPA, en 2014, pero no tuvieron éxito. Así pues, Love, cuyas propiedades fueron confiscadas hace dos años, llenó las correspondientes formas para que se le regresaran sus pertenencias de acuerdo al Acta de la Propiedad de la Policía 1897. En respuesta a ello, la NCA intentó forzar legalmente el descifrado argumentando la misma acta.

La NCA argumentó en la documentación que presentó, que le devolvería a Love sus pertenencias si este entregaba las claves de cifrado. El juez de distrito no tomó el argumento en cuenta diciendo que «los poderes administrativos del caso en la corte no deben ser usados para brincarse la legislación específica, la cual ha sido pasada para tratar con el problema presentado». Los expertos legales han notado que este caso representa una acción civil la cual ahora aparece en la corte, la cual en general solamente trata con temas criminales.

Además de esto, el juez en el caso reiteró que la petición de esta naturaleza debería estar gobernada por RIPA y no por la legislación sobre las pertenencias. La decisión del juez en este caso se ve como un triunfo de las regulaciones para la privacidad, y crea un importante precedente sobre este tipo de leyes en el Reino Unido.

No obstante, los problemas legales de Love no han acabado. Ahora enfrenta la extradición para aparecer en una corte norteamericana, para responder a los cargos de «hacerse de acceso no autorizado de computadoras protegidas para obtener información sensible y confidencial, guardada en esas máquinas, incluyendo nombres, números de seguridad social y números de tarjetas de crédito».

Love dijo estar muy alegre con la decisión de la corte. El hacktivista escribe una columna regular para byline.com, sobre libertad digital y privacidad. La NCA indicó, por su parte, que «el juicio sigue, no ha terminado».

Pero sin importar cómo se resuelva este juicio, es claro que si alguien cifra su información es precisamente para que no la puedan leer o utilizar otros sin la autorización de quien la encripta, lo cual es un evidente derecho a la privacidad. ¿O no?

Referencias:

The Stack