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Juno capta los relámpagos de Júpiter y resuelve misterio de 39 años

La sonda Juno de la NASA acab de resolver otro de los grandes misterios sobre Júpiter, el de sus poderosos relámpagos jovianos, y tanto la vista como los datos son impresionantes.

Otra gran descubrimiento llego desde la sonda Juno de la NASA, la misión que comenzó en 2011 y que la agencia espacial estadounidense anunció que se extenderá hasta 2021. Ahora un nuevo sobrevuelo sobre Júpiter habría captado las luces del gigante de nuestro Sistema Solar y de pasó haber resuelto un misterio que tenia 39 años de antigüedad.

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Todo comenzó en 1979, cuando un sobrevuelo de la nave espacial Voyager 1 de la NASA dejó a los científicos preguntándose sobre el origen de una serie de rayos de luz en el planeta. El encuentro confirmó la existencia de rayos en el planeta gaseoso, que habían sido teorizados por siglos.

“No importa en qué planeta estés, los rayos actúan como transmisores de radio: envían ondas de radio cuando cruzan el cielo”, dijo en un comunicado Shannon Brown del Jet Propulsion Laboratory de la NASA en Pasadena, California, un científico de Juno y autor principal del nuevo estudio, publicado en Nature.

Misterio resuelto

A pesar de sus similitudes, las observaciones revelan que los relámpagos aparecen en zonas distintas en los dos planetas: “Hay mucha actividad cerca de los polos en Júpiter, pero ninguna cerca del ecuador, como sí ocurre en nuestro planeta. Puedes preguntarle a cualquiera que viva en los trópicos”.

Según los autores, hay una explicación: nuestro ecuador está más afectado por los rayos del sol, y el aire cálido y húmedo se eleva más libremente en esa zona por las corrientes de convección, lo que alimenta las imponentes tormentas eléctricas que producen rayos.

Sin embargo, la órbita de Júpiter está cinco veces más lejos del Sol que la de la Tierra, lo que significa que el planeta gigante recibe 25 veces menos luz solar que el nuestro. En el gigante gaseoso se calienta el ecuador lo suficiente como para crear estabilidad en la atmósfera superior, inhibiendo el aumento del aire caliente que también llega del interior. Pero en los polos, que no tienen ese calor de nivel superior y, por tanto, no tienen estabilidad atmosférica, permiten que los gases cálidos del interior de Júpiter se eleven, impulsando la convección y generando los relámpagos.

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