Hace no más de un mes, algunos medios electrónicos y prensa salieron con la noticia que los secuestradores en nuestro país bien podrían buscar en las redes sociales como FaceBook, MySpace o Hi5 a potenciales víctimas de sus fechorías. Según esto, poner fotografías de los viajes que usted hace, las fiestas a las que asiste, las comidas con amigos y familiares, etc., les puede dar información valiosa a los maleantes para más adelante secuestrarle, robarle, etc. Obviamente los medios, particularmente la prensa escrita, no dice nada cuando publican en sus secciones de sociales a los de la clase alta cuando se casan, van al antro de moda o simplemente nos muestran fotos de sus vacaciones. A ellos nada de esto les sugiere que pudiese usarse para los mismos aviesos fines.

Pues bien, para colmo, ahora ocurre -al menos en EEUU- que los empleadores revisan las redes sociales cuando están reclutando personal para ver si los candidatos son como dicen ser. En una encuesta a más de 3100 empleados, realizada por CareerBuilder.com, encontró que el 22 por ciento de los empleados usan las tedes sociales para investigar a los candidatos a un empleo., 11% más que en el 2006.

Si usted espera una llamada de su futuro empleador y no la recibe, podría estar pasando esto (basado en la premisa de que el empleador ha revisado su perfile en alguna red social):

  • 41% de los candidatos han escrito información sobre sus hábitos de beber o de si usan drogas.
  • 40% de los candidatos han “subido” fotografías o información inapropiadas.
  • 29% de los candidatos simplemente no se dan a entender en su manera de escribir.
  • 28% de los candidatos hablan mal de sus empleos anteriores
  • 27% de los candidatos mienten sobre sus capacidades y calificaciones para el puesto que buscan.

Se sugiere entonces que quienes aspiren a un trabajo limpien su “cochinero digital” removiendo fotos y contenidos que pueden mandar “un mensaje equivocado”. Igualmente hay que elegir a los amigos que incluimos en nuestra red social, porque esto puede ser también sujeto a investigación por parte de los empleadores para asignar finalmente el puesto de trabajo a algún candidato.

Lo más fácil es hacer privados todos esos datos para evitar tener que estar “limpiando” o quitando información que -finalmente- no necesariamente es dañina. Así, uno siempre tendrá el control de ver a quién da de alta como amigo y así no se arriesgaría a esta nueva tendencia de los empleadores.