Las series se han convertido en uno de los pilares de la industria del entretenimiento, y la evolución que han manifestado desde sus inicios con la televisión hertziana hasta la era del streaming no sólo ha pasado por la inversión, la tecnología o las temáticas, también en su estructura narrativa.

Sin duda, han quedado atrás las épocas en las que una temporada duraba decenas de episodios, en las que los efectos eran muy básicos o que las tramas eran predecibles. Hoy, las series requieren una complejidad distinta, y una temporalidad distinta.

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Menos de 10, ¿la regla no escrita de las series?

Fue a finales de la década de los 50 y la década de los 60 que las series se posicionaron como un producto que cautivaba audiencias en sus hogares; The Twilight Zone, Star Trek, o Batman son sólo algunos ejemplos.

Todas tenían un común denominador, temporadas de alrededor de 30 episodios, o más. Para los 70’ y 80’s cuando la televisión se volvió más competida (más cadenas, más canales, más formatos), las series buscaron diversos tipos de audiencias y, al mismo tiempo redujeron su número de capítulos a menos de 25 por temporada; Starsky y Hutch y Kung Fu, Knight Rider o Miami Vice, por ejemplo.

Pero, el cambio tecnológico y la presencia de más y mejores canales con la televisión cerrada como HBO, Warner, TNT y, posteriormente FX o AMC incluyeron no sólo la reducción de episodios para las series, sino un mayor presupuesto; Friends, Seinfeld, ER, House, o The Big Bang Theory representan una evolución significativa.

Más aún, HBO y AMC decidieron apostar a temporadas más cortas, Breaking Bad y posteriormente Game of Trhones marcaron la pauta para que sean menos de 10 episodios por entrega.

Impacto Netflix y la armada streaming

Para muchos, este tipo de estructuras se debe en gran medida al impacto en el mercado y al cambio en la industria del entretenimiento derivado de la acelerada adopción de plataformas streaming como Netflix y, posteriormente Amazon Prime Video, Hulu, HBO Max, Disney+ y demás.

Los canales de televisión se tuvieron que adaptar al apetito y exigencia de las audiencias, por lo que a menor número de episodios, se puede aplicar en catálogo de programas, según exponen desde Volture.

Esto tiene que ver con la forma de capitalizar los programas, antes a mayor número de episodios representaba una mayor cantidad de espacios publicitarios a comercializar. Pero, hoy, sin ese recursos, no importa el numero de capítulos, sino el numero de reproducciones y de suscriptores capturados, esos son los que se traducirán en ingresos para las compañías.

Una nueva dinámica de estructuras narrativas, y un mayor incremento en el presupuesto de las producciones, han derivado en un cambio en la captura de talentos, antes eran estrellas en formación que luego pasaban al cine, ahora son estrellas consolidadas en cine (tanto a nivel actoral como dirección, guión y producción) las que llegan a las series.