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NASA capta por primera vez a un agujero negro devorando una estrella

Un equipo internacional de 36 astrónomos consiguieron captar por primera vez en la historia el brutal fenómeno de un agujero negro devorando con su súper gravedad a una estrella.

La erupción de una estrella siendo devorada por un agujero negro súper masivo fue captada por primera vez en la historia por la NASA a través de un equipo de 36 astrónomos internacionales que han trabajado en la observación de la galaxia Arp 299-B a unos 150 millones de años de la Tierra.

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Durante este tiempo, los astrónomos pudieron ver que el destello inicial se expandía en una misma dirección a unos 75,000 kilómetros por segundo. Esto descartaba la teoría de que podía ser la explosión de una supernova, lo que habría confirmado la nueva idea de los científicos: el agujero negro supermasivo de Arp 299-B, con unos veinte millones de masas solares, había desgarrado una estrella con entre dos y seis veces la masa del Sol.

Los resultados de estas observaciones se publican en la revista Science, en un artículo liderado por Miguel Pérez-Torres, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), y Seppo Mattila, de la Universidad de Turku (Finlandia). “En enero de 2005 se detectó, en el núcleo de la galaxia en proceso de fusión “Arp 299-B”, un brillante destello que se consideró una explosión supernova”, explica el IAA y el CSIC en sendas notas de prensa.

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“Hasta la fecha solo se han detectado unos pocos, pero nunca se había podido observar directamente la formación y evolución de un chorro a raíz de ellos”, apunta Miguel Pérez-Torres, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que lidera el trabajo junto con Seppo Mattila, de la Universidad de Turku (Finlandia).

Los investigadores utilizaron el Telescopio Nórdico (NOT) en Canarias y el telescopio espacial Spitzer (NASA) para observar el objeto en el infrarrojo, y realizaron observaciones continuas con múltiples radiotelescopios, entre ellos la Red Europea de Interferometría y el VLBA (Very Long Baseline Array), que combina antenas separadas miles de kilómetros y logra una resolución equivalente a la que tendría un telescopio con el diámetro de la tierra.

“El hallazgo en Arp 299-B podría ser la punta del iceberg y muestra que si buscamos en infrarrojo o en radio podremos descubrir muchos más y aprender de ellos”, explica Seppo Mattila.

Se cree que tales eventos fueron más comunes en el universo temprano, por lo que su estudio contribuye a entender el entorno en el que se desarrollaron las galaxias hace miles de millones de años.

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