Se asume en la física clásica que siempre se puede saber la velocidad y posición de un objeto y por ende, se puede siempre predecir la trayectoria del mismo.

Si un Dios pudiese llevar cuenta de todas las posiciones y velocidades de los objetos en el universo, podría predecir el comportamiento futuro de dichos objetos con precisión infinita.

Fue Laplace quien ilustró este fenómeno mediante el «demonio de Laplace», que hacía evidente el determinismo de la física clásica.

Sin embargo, con la llegada de la mecánica cuántica, el determinismo empezó a ponerse en tela de juicio. Los científicos hallaron que a nivel subatómico no hay las certezas del mundo cotidiano y a lo más, los físicos pueden calcular la probabilidad del comportamiento de los objetos.

Determinismo de la física

No obstante esto, el investigador Flavio del Santo, del Instituto de Viena de Óptica Cuántica y Nicolás Gisin, de la Universidad de Ginebra, han escrito un artículo sobre el supuesto determinismo de la física clásica, que se publicó en Physical Review A.

Construyendo sus argumentos a partir de un artículo anterior, muestran que la interpretación usual de la física clásica se basa en hechos que se asumen tácitamente.

Por ejemplo, cuando se mide la longitud de una mesa, lo hacemos con un número finito de dígitos, incluso teniendo a la mano un instrumento más sofisticado.

Y curiosamente, aunque no podamos medir la longitud de una mesa, se asume que hay un número determinado de dígitos que tienen esa medición. Esto significa que la longitud de la mesa siempre está determinado.

Hay, sin embargo, sistemas que no se pueden medir a priori con determinismo, por ejemplo, las pelotas que contienen los números de la lotería.

Si supiésemos su velocidad y posición inicial, en principio, podríamos predecir qué bola saldría premiada, pero esto es un problema de naturaleza práctico.

Y la mecánica clásica indica que simplemente no podemos saber las condiciones iniciales exactas del sistema, por lo que el resultado no es predecible.

Pero los autores de este estudio tienen una visión alternativa: las pelotas pueden estar en un estado azaroso, incluso en principio, y no por las limitaciones de nuestras mediciones.

Cuando las bolas chocan, tienen tendencias a ir en alguna dirección y esto no se puede predecir. Con este argumento, en un evento cotidiano como este, no podemos decir que estamos ante una situación determinística.

Este nuevo modelo rechaza el atributo al significado físico asociado a los números reales, es decir, números con una cantidad predeterminada de dígitos.

Lo que afirman los investigadores es que después de cierta cantidad de dígitos medidos, lo que sigue ya es azaroso aunque haya solamente la posibilidad de tomar un valor en específico.

Si consideramos esto como válido, entonces hay una nueva visión para entender la relación entre la física clásica y la cuántica. Cómo y bajo qué condiciones y circunstancias una cantidad indeterminada toma un valor, es una pregunta clave en la mecánica cuántica, conocido esto como el problema de la medición cuántica, a todo esto.

Esto se relaciona con el hecho de que en el mundo cuántico es imposible observar la realidad sin que esta no sea alterada. Para hacer las cosas más sorprendentes, el valor de una medida de un objeto cuántico no se establece hasta que alguien lo mide.

En este nuevo estudio entonces, se apunta a que se tienen los mismos problemas en la mecánica clásica, aunque estén escondidos, lo que nos ha hecho pensar que la física tradicional es determinista, lo cual pudiese no ser cierto.