Pixar es sinónimo de películas animadas por computadora. Después de todo, es el estudio creador del primer largometraje animado en CGI de la historia (Toy Story), una técnica que hasta la fecha domina el panorama mundial de la animación.

El nombre de Pixar siempre se ha asociado a The Walt Disney Company, incluso desde antes de que la casa del ratón comprara al estudio.

Pero hay una faceta de Pixar que muchos no recuerdan y que involucra al cofundador de Apple Steve Jobs.

Pixar inició en 1979 bajo el nombre Graphics Group, una parte de la división de computadoras de Lucasfilm, y comenzó a experimentar con visuales CGI al lado de la compañía de efectos especiales Industrial Light & Magic.

La idea era que Graphics Group desarrollara técnicas para hacer la primera película animada por computadora de la historia, pero los desarrollos tecnológicos de esa era estaban limitados.

La apuesta del grupo fue separarse de Lucasfilm, convertirse en una compañía independiente y comenzar un proyecto de hardware. De esta manera, el 24 de julio de 1986 nació la Pixar Image Computer, una computadora de gráficos que producía imágenes en alta resolución.

En ese mismo año Steve Jobs entró a la ecuación.

Las cabezas de Pixar buscaban inversionistas y Jobs, quien en 1985 fue despedido de Apple y recién había fundado NeXT, inyectó tal capital que asumió el control total de la compañía.

Apenas unos meses después de la compra de Jobs, la Pixar Image Computer fue lanzada al mercado, pero en razón de las pocas ventas la orden fue que el equipo la rediseñara. Así nació la P-II.

Con un CHAP de cuatro canales para procesamiento de imagen en paralelo, un chasis con soporte para cuatro tarjetas y software creado en casa bajo Unix 4.2, la P-II era un monstruo para la época, pero las pocas ventas seguían siendo un problema.

Para mantener con vida a la compañía y sus proyectos, fue necesario recortar personal y lanzar al público el software propio, como RenderMan, que a inicios de los 90 era una de las paqueterías de 3D líderes en el mundo, y Tapestry, una herramienta para renderizar texto en tres dimensiones.

Pero Pixar seguía perdiendo más dinero del que generaba y Jobs consideró venderla, y justo cuando todo parecía perdido, la compañía llegó a un acuerdo histórico de 26 millones de dólares con Disney por tres largometrajes animados por computadora. El primero fue Toy Story.

El éxito rotundo de Toy Story demostró que el mundo estaba listo para una nueva era de animación.

En 2006 Disney compró la totalidad de Pixar y ello hizo que Jobs se convirtiera en el mayor accionista de Disney, lo que a su vez lo llevó a ocupar un lugar en la junta de directores de la casa del ratón.

Así que cuando observes la manera en que la técnica impuesta por Pixar continúa dominando el mundo de la animación, recuerda que quien creyó en el proyecto y en las aventuras de un grupo de juguetes fue el mismo individuo que con el iPod y el iPhone revolucionó el mundo de la tecnología.