Explorar el espacio y la Luna es quizás uno de los grandes intereses de decenas de países alrededor del mundo y México no ha querido ser un mero espectador.

A finales del año pasado, el país firmó con Estados Unidos un acuerdo para ser parte del programa Artemisa, el cual tiene como objetivo volver a llevar a los humanos a la Luna.

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Con este movimiento, México pondrá a disposición del proyecto sus misiones COLMENA y COLMENA 2, con lo que tendrá una participación activa a diferencia de lo que sucedió durante 1969.

La misiones mexicanas, que están a cargo de la Universidad Autónoma de México (UNAM), consisten en el envío de una flota de minis robots que, impulsados por inteligencia artificial, buscarán analizar el terreno de la Luna para obtener información de interés científico así como para construir un mapa de navegación del mencionado satélite para exploraciones humanas futuras.

Dichas misiones, están conformadas por 5 robots de menos de 60 gramos y 12 centímetros de diámetro que gracias a la inteligencia artificial tienen la capacidad de trabajar de forma colaborativa; es decir, de la misma manera que sucede entre las abejas de una colmena.

Si te preguntas como estos robots llegarán a la Luna, la respuesta es mediante un contenedor que además funcionará como lanzador después del alunizaje así como centro de comunicaciones con la UNAM.

La propuesta lunar de México ¿cómo funciona?

Se estima que el contenedor con los cinco robots en conjunto pesan alrededor de 608 gramos, lo que podría equivaler al peso de tres smartphones.

Más interesante resulta entender cómo funcionarán estos robots enviados por México a la Luna.

DE acuerdo con la información disponible sobre el proyecto que involucra a México, una vez en terreno selenita, los robots se ubicarán a dos centímetros de la superficie para comenzar a estudiar la capa de polvo y roca que cubre la Luna (conocida como regolito).

Cada robot tiene sensores propios y sistemas de emisión en diferentes frecuencias, lo que les da la capacidad de trabajar de manera colaborativa y emplear la inteligencia artificial para diferentes objetivos.

Entre las tareas a cumplir con estas misiones lanzadas desde México, se sabe que se podrán detectar minares concretos, analizar la hostilidad del terreno y medir los campos eléctricos presentes sobre el regolito.

México apuesta por la inteligencia artificial para ser parte de la carrera lunar y demuestra cómo los avances tecnológicos son capaces de democratizar el acceso y posibilidades de explorar el espacio. Veremos cómo avanzan estos proyectos,