En mis clases en la Facultad de Ciencias de la UNAM, mis alumnos tienen que escribir un proyecto final, el cual dura más o menos un mes (unas 30 horas de programación por lo mínimo), y aparte de las dificultades que puedan tener con la codificación, los alumnos están obligados a escribir dos pequeños manuales, uno técnico, que me explique qué hicieron, qué no funcionó, que funciones implementaron adecuadamente, etcétera y otro que sea una especie de manual del usuario: cómo se instala el programa, qué comandos tiene, etcétera. Cabe decir que estos manuales no tienen que ser de cientos de hojas pero algo sí es obligatorio: una buena ortografía por escrito.

Curiosamente hay quienes ya en Estados Unidos no contratan a programadores con mala ortografía. Por ejemplo iFixit de Kyle Wiens. Y no es el único. Aparentemente hay empresas que han adoptado cero tolerancia en lo que se refiere a la gramática. Así, tener una mala ortografía puede costarte el puesto. “Si piensas que un apóstrofe es uno de los 12 discípulos de Jesús entonces no vas a trabajar para mí. Si piensas que un punto y coma es una coma con una crisis de identidad, no pienso darte trabajo. Si pones aquí y allá comas entonces ve guardando tus cosas porque ya no vas a trabajar aquí”, dice Wiens. Y aunque parezca una actitud extrema, Lynne Truss, autora de “Eats, Shoots & Leaves”, dice: “Soy una adherente a la gramática y mi enfoque es de cero tolerancia a los errores gramaticales que nos hacen ver como si fuésemos estúpidos”.

Hoy en día, quien quiera trabajar para compañías como iFixit o Dozuki, están obligados a pasar una prueba de gramática que no es opcional. Fuera de casos extremos, como dislexia, si no reconoces la diferencia entre “to” y “too” (en inglés), entonces puedes tener la certeza que no se te dará el trabajo. Cabe decir que iFixit hace manuales en línea de reparación de cuanto dispositivo hay y Dozuki ayuda a las compañias a escribir sus propios documentos técnicos, como por ejemplo instrucciones para realizar estos trabajos y manuales paso a paso. Es lógico que busquen un mínimo de calidad en la gramática y ortografía de sus trabajadores.

Y aunque el lenguaje es cambiante, esto no hace innecesaria la gramática. Ésta es un signo de credibilidad, especialmente en Internet. En mensajes de un blog, en los estados de Facebook, en los correos electrónicos y en los sitios web de las compañías, lo que se tienen son solamente palabras. Hablamos y pensamos con palabras y son lo que nos proyecta en esta vida virtual de la red. Así, nos guste o no, nuestras palabras nos muestran como somos.

Podría parecer que la tolerancia cero de estas empresas llega al extremo y hasta es injusta. Después de todo, qué tanto tiene que ver la gramática con el desempeño en el trabajo, la creatividad o la inteligencia. ¿Poco, no?
No, tiene que ver y mucho. Si en este hipercompetitivo mercado no sabes escribir correctamente ya estarás en desventaja, aunque seas un genio.

La gramática significa algo más que la capacidad para acordarse lo que te enseñaron en primaria y secundaria. Hay una correlación entre quienes cometen pocos errores gramaticales en una prueba y entre quienes hacen algo no relacionado a escribir. Son simplemente más cuidadosos y buscan hacer mejor su trabajo. Bajo ese mismo concepto, los programadores que prestan atención a cómo construyen sus programas, que no son más que frases en un lenguaje técnico específico, se fijan más en cómo se expresan con los demás. Dicho de otra manera: en última instancia el código es prosa. Los grandes programadores no son monos que codifican; de acuerdo a la leyenda de la programación, Donald Kunth, “son ensayistas que trabajan con la estética tradicional y las formas literarias”. El punto fino es: “la programación debería ser fácil de entender por un ser humano real y no sólo por las computadoras”.

Pero más allá de todas estas argumentaciones, no es posible que alumnos que cursan carreras profesionales en el nivel medio superior no sepan escribir adecuadamente. Es vergonzoso que confundan “c” con “s” en muchísimas palabras, que usen la “k” en lugar de usar la “q” o que no utilicen la “h” por aquello de que es muda. Eso habla del poco interés que tienen para con el lenguaje que usan para pensar y para expresarse. Por ello estoy de acuerdo con estas reglas y esta tolerancia cero. Si queremos avanzar en muchísimos rubros, hay que empezar por saber expresarse de forma correcta.

Referencias:

LifeHacker