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La información a la que estamos expuestos

La red de redes, Internet, es sin duda un arma maravillosa para la información. Es evidentemente un gran avance que ha democratizado el derecho al...

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La red de redes, Internet, es sin duda un arma maravillosa para la información. Es evidentemente un gran avance que ha democratizado el derecho al conocimiento y a los gobiernos les ha caído de sopetón, por lo cual ahora no saben cómo regularla, como si finalmente, requiriera de regulación. El asunto es que ahora todos los que tenemos acceso a Internet podemos saber mucho más de cualquier tema.

Sin embargo, muchas veces toda esta información debe ser analizada. Por ejemplo, si entro a Google y le pongo en la búsqueda la palabra “ajedrez”, halló que Google me da 17,500,000 sitios en donde puedo investigar. Desde luego, el buscador pone los sitios más importantes, o tal vez los que -de acuerdo a sus criterios- tienen más que ver con lo que probablemente esté buscando. Pero esta millonada de sitios me hace reflexionar que muchas veces requerimos de discriminar qué nos es útil o no, y todo esto lleva tiempo.

Las redes sociales son también son sitios para hallar información. En ocasiones alguien pone una imagen sobre un tema específicando, o bien, alertando sobre una dificultad que está ocurriendo, o tal vez sobre el siguiente virus hache algo ene algo, que es superpoderoso, etcétera. Y aunque siempre la información se agradece, muchas veces pecamos de inconscientes al publicar notas en las que ni siquiera investigamos si son verdaderas o no. Las ponemos y compartimos pensando que así nos ayudamos entre todos, aunque en muchas ocasiones los que inician una noticia falsa lo hacen quizás simplemente para tener presencia en la red o simplemente son gente sin oficio ni beneficio.

Y todo esto viene a cuento porque leo lo siguiente en Facebook (literal): “!!! ALERTA MIS AMIGOS Y AMIGAS !!! (compartido desde Tedi Kim). El domingo fue una familia de picnic y llevaron latas de bebidas. Lunes, dos miembros de la familia fueron ingresados a cuidados intensivos en el hospital. Murieron el día miércoles. Resultados de la autopsia concluyó que fue LEPTOSPIROSIS. El virus se encontraba en la parte superior de las latas, las que fueron consumidas sin el uso de vasos ni tazas. Los resultados de las pruebas mostraron que las latas estaban contaminadas con orina seca de ratón. La orina contiene LEPTOSPIRA”.

Y continúa: “Recomendaciones: Lavar las latas antes de consumir directamente. Las latas son almacenadas en bodegas o galpones y se entregan directamente a las tiendas y supermercados sin lavarlas. Un estudio demostró que la parte superior de una lata contiene más gérmenes y bacterias que un baño público. Amigos y amigas: Toma las precauciones del caso, comparte y difunde esta información. Tus amigos te lo agradeceran”.

Esta es la clásica información que mucha gente copia en sus muros de Facebook sin la mínima responsabilidad, sin siquiera revisar ninguna fuente. Tienen acceso a Google pero no investigan. Creen a la ciega todo lo que se publique en la red social.

Si quien puso el mensaje se hubiese preocupado de ver siquiera qué diablos es esta terrible enfermedad que mató aparentemente a dos miembros de una familia, aunque no hay ninguna referencia de nada, de país, de zona geográfica, de la identidad de los afectados, nada pues, habría visto en la Wikipedia que “la leptospirosis (también conocido como enfermedad de Weil o ictericia de Weill) es una enfermedad febril producida por la Leptospira interrogans, una bacteria del orden Spirochaetales, de la familia Leptospiraceae, que afecta a humanos y un amplio rango de animales, incluyendo a mamíferos, aves, anfibios, y reptiles”. Así, de entrada, no es un virus, es una infección bacterial. Y hay diferencias notables entre virus y bacterias.

Ahora bien, leyendo en esta misma página de la Wikipedia, nos enteramos que: “El período de incubación es de 7-12 días (máximo de 2 a 20 días). En esta primera fase la enfermedad se muestra con síntomas similares a los del resfriado común, una presentación clínica que es muy similar al dengue, fiebre amarilla, malaria, influenza y muchas otras enfermedades tropicales, caracterizada por fiebre, dolor de cabeza y dolor muscular, haciendo que ese período inicial sea difícil de diagnosticar y orientar un tratamiento oportuno”.

Pero más adelante dice: “La enfermedad dura desde unos pocos días hasta tres o más semanas, dependiendo de su gravedad. La mayor parte de las infectados presentan sólo una primera fase, presentando molestias leves o no presentado ningún tipo de molestias. La segunda fase puede ser grave y, si no es tratada debidamente puede provocar una recuperación lenta (meses), más raramente daños renales e incluso en casos extremos la muerte”.

Así pues, la leptopirosis no mata a nadie en dos días, y menos a dos adultos que bebieron de latas que en la tapa tenían restos de orina de ratas, por asumir que de infectaron ahí. Ya no sigo. Creo que ha quedado claro que toda la historia de la familia en un picnic dominical se cae porque está llena de mentiras. Suena, desde luego, razonable el limpiar la lata del refresco que uno va a consumir y la advertencia puede ser sensata. Pero plantearla con esta historia ridícula, como si las latas tuviesen un virus como el del ébola o peor, pues es un exceso.

A mí me llama la atención esto. ¿Por qué hay este afán de poner mensajes alarmistas tan exagerados? Si no son como el mencionado, los hay peores: “Norcorea dispuesta a lanzar misiles nucleares” o “Se pronostica que un meteorito chocará contra la Tierra en marzo del 2062”, o bien “El cambio climático podría provocar una nueva era del hielo en 50 años”, etcétera. En ambos casos, estas lamentables noticias están más allá de lo que podemos hacer los seres humanos. Si Norcorea lanza un ataque nuclear, seguramente la borrarán del mapa los Estados Unidos y aliados. El problema es que si se llega a una conflagración nuclear, la radiación se esparcirá en todo el planeta con consecuencias poco amables, por decir lo menos. En el caso del meteorito que chocará contra la Tierra, presumiblemente en el 2062, podría acabar con la vida en el planeta y ¿saben? nadie podría hacer nada para evitarlo Finalmente, si el cambio climático produce una era del hielo nueva, tampoco podemos hacer nada. En resumen, ¿a cuenta de qué alarmarse de eventos en los cuales no tenemos control? ¿Es que hay quien le gusta vivir angustiado todos los días porque sólo hay noticias malas para el futuro? ¿Y cuántas de ellas se traducen en realidades? En mi opinión solamente son mensajes alarmistas que buscan vender la noticia… Y en las redes sociales -pienso- obtener la lectura de mucha gente, que entren muchos y lean la noticia fatídica de un futuro que quién sabe si llegue, pero que ahí lo ponen como inminente.

Cada día estoy más convencido que Facebook y Twitter son herramientas del Internet moderno que podrían ser muy útiles pero que se usan inadecuadamente. Ojalá y que esto cambiara, pero la realidad es que la tendencia que veo es precisamente la contraria.

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