Todos marquen la fecha en su apps y calendarios: la noche del 31 de marzo, más precisamente en la madrugada del 1 de abril, entra el Horario de Verano 2018. La mala noticia es que para este ajuste es necesario adelantar sus relojes una hora, lo que significa que ese domingo todos perderemos una hora. Nuestros amigos de Chilango tienen muchos más datos al respecto.
Pero además del efecto psicológico que tiene acortar nuestro descanso, resulta que esa modificación tiene varios impactos en nuestra salud física y emocional. Te los enumeramos para que tomes tus precauciones, porque la buena noticia es que hay cosas que puedes hacer para disminuir los riesgos.
De acuerdo con un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la UNAM entre estudiantes, los primeros efectos que se percibieron por el cambio de horario fue propensión a gripas, somnolencia, trastornos alimenticios y digestivos, dolor de cabeza y alteración nerviosa. Esto surge porque el cuerpo altera su ciclo de descanso y durante el periodo de adaptación, reposa menos.
Según el mismo reporte, el Horario de Verano también tiene un impacto considerable en el sueño. Ulises Jiménez Correa, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, asegura que agrava problemas entre personas que tienen dificultades para conciliar el sueño o se despiertan varias veces en la noche.
Guadalupe Terán Pérez, psicóloga de la UAM Iztapalapa, recomienda preparar al organismo para las nuevas condiciones con el fin de no afectar al reloj biológico que marca los tiempos de descanso, alimentación y otras necesidades. De acuerdo con la especialista citada por el sitio salud180, el cuerpo humano puede llegar a requerir hasta de 48 horas para asimilar el cambio, aunque el efecto puede reducirse si se evita dormir tarde, retrasar los alimentos, ingerir bebidas con cafeína o cenar de forma abundante; también ayuda procurarse entre seis y ocho horas.