A partir de la publicación del articulo “De las peticiones de firmas”, escrito por Manuel López Michelone, la organización Change.org solicitó a unocero ejercer su derecho de réplica para aclarar puntos abordados en el texto.

Como en unocero.com estamos abiertos a comentarios y reacciones que se generan a partir de los contenidos publicados, reproducimos el texto íntegro firmado por Alberto Herrera, director de Change.org en México.

¿Funcionan las firmas en línea?

por Alberto Herrera, director de Change.org en México

Hay dudas, razonables, sobre el destino de un pequeño papel en un buzón de quejas en un supermercado o en una oficina de gobierno; sobre las discusiones a puerta cerrada de la comitiva que va al frente de una manifestación, o de los correos electrónicos que se envían en el área de “contacto” de algún sitio de internet.

Por eso, ante la pregunta para Change.org de si funciona firmar peticiones en línea, la respuesta es simple y clara: sí, funciona, y muy bien.

Basta hablar con Alejandro Segovia, un músico ciego de Guadalajara que logró cambiar la política de venta de boletos para personas con discapacidad de la cadena ETN Turistar después de hacer una petición en Change.org, firmada por 34,299 personas y respondida tanto por Conapred como por la empresa.

O la historia de Ana de Alejandro y Criseida Santos, dos madres lesbianas que lograron que la Secretaría de Relaciones Exteriores expidiera pasaportes con dos apellidos maternos para sus hijos, después de habérselos negado durante dos meses.

Tan sólo en México, hay más de 200 personas que han iniciado una petición en Change.org y han logrado su objetivo. A nivel mundial, una petición en la plataforma logra la victoria cada hora en promedio.

Ver un video en YouTube no sustituye la experiencia del cine, pero Netflix ha facilitado la experiencia del televidente; Uber y Cabify no sustituyen al servicio de taxi, pero pueden evitar la dificultad de encontrar un transporte en la madrugada. El desarrollo tecnológico ha permitido facilitar procesos sociales que ya existen, y Change.org no es la excepción.

La junta de firmas es, posiblemente, el sistema de organización más viejo de la historia, pero hacerlo de manera inmediata, global, y con la posibilidad de comunicarse con las personas que sean afines a tu causa, es una ventaja que más de 100 millones de personas han experimentado a través de Change.org en el mundo.

No es Change.org quien decide la relevancia de una petición, sino los usuarios, quienes igual inician una petición para que Cinépolis baje sus precios que para que un estudiante tzeltal pueda cursar la universidad en Chiapas. Y cada usuario decide, también, qué petición firma y cuál no.

Change.org es una herramienta disponible para ser utilizada por cualquier persona que quiera generar un cambio. Por eso preguntamos una y otra vez a los más de 2.6 millones de usuarios de Change.org en México: y tú ¿qué quieres cambiar?

Respuesta al texto “De las peticiones de firmas”, de Manuel López Michelone, publicado en unocero.com
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