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¿La desaparición del anonimato?

El anonimato es una forma de protección en estas sociedades modernas. De alguna manera permite proteger a ciertos individuos por sus ideas, sobre todo en...

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El anonimato es una forma de protección en estas sociedades modernas. De alguna manera permite proteger a ciertos individuos por sus ideas, sobre todo en países donde las garantías individuales dejan mucho que desear. Sin embargo, los esquemas de vigilancia, las cámaras que ahora hay por doquier, hacen pensar que cada vez es más difícil mantenerse en el anonimato, para bien o para mal.

Por ejemplo, NameTag, es una app para Google Glass , creada por la compañía Facial Networks (https://www.facialnetworks.com), que ofrece un escáner de rostros para cuando uno se encuentra con extraños. Uno puede ir caminando por la calle y de pronto vemos a alguien que quizás se nos hace conocido (o sospechoso). Se espera uno un minuto y la imagen se envía a través de estos anteojos posmodernos, a una base de rostros que busca una cara parecida a la que fotografiamos. Podríamos tener suerte y que dicho rostro estuviese catalogado y entonces tendríamos los datos personales de dicha cara, sus perfiles de Twitter y Facebook e incluso, información de la base de datos de quienes cometen actos sexuales delictivos.

De acuerdo a su creador, Kevin Alan Tussy, para construir la base de datos, la compañía está yendo a la mayoría de los perfiles en línea primero, por ejemplo de celebridades, figuras públicas, etcétera. Pero eventualmente planean tener a todos en un perfil público en NameTag. Por el momento, la red de la app ya tiene un par de millones de perfiles, y 300 mil probadores del software han empezado a usarlo. Cuando la app se lance oficialmente al público, probablemente a fines de marzo, cada usuario podrá pedirle a la empresa que quite su perfil si no quiere uno estar en esa lista.

NameTag puede ser atractivo a quienes acceden a sitios de citas sentimentales, indica Tussy. La compañía busca asociarse con Match.com, OkCupid.com, entre muchos sitios de este rubro. Igualmente, quizás puede ayudar a no caer en manos de un agresor sexual, por ejemplo. NameTag podría pues cambiar la manera en como buscamos pareja, todo esto a través de Google Glass. Pero no se necesita estar en un sitio de citas. Quizás en una fiesta podríamos conocer a una posible pareja y saber de ésta más información que la persona pudiese querer darnos.

La preocupación más inmediata es si esta app estará disponible al público en general. Hace un año, cuando se hizo Google Glass y se puso una cámara interconstruida, fue claro que podría haber problemas con las cuestiones de privacidad. Estamos llegando, para algunos, a la posibilidad -tal vez aterradora- de la omnipresencia de los ciber-ojos.

Pero no es NameTag la única app en este sentido. Stephen Balaban, de 24 años con una empresa en san Francisco, Lambda Labs tiene ya una app llamada FaceRec. Orbeus, una compañía que trabaja con visión por computadora, ha creado un servicio de reconocimiento facial llamado Rekognition, que permite identificar rostros, detectar movimientos e incluso, si el sujeto en la imagen es atractivo.

Pero el problema parece ser el mercado negro, de acuerdo a Google. En mayo del año pasado, la empresa dijo que, después de ver la retroalimentación de quienes pudieron usar Glass, “Google no añadirá reconocimiento facial a los productos sin tener una estricta protección de la privacidad. Así que con esto en mente, no aprobaremos ninguna app de reconocimiento facial en Google por el momento”. Hoy en día sigue esta política. Un vocero de Google dijo que el reconocimiento de rostros estará vetado por lo menos en el futuro próximo, explicando que “En estos primeros días somos muy cuidadosos en cómo diseñamos Glass, porque toda nueva tecnología deja en tela de juicio algunos temas”. Por su parte, Tussy indica que crear la app para Glass “no fue sencillo, pero lo logramos” y añade “la pregunta es si Google nos dará su apoyo”.

La pregunta más compleja de todo esto es que ya sabemos que por años se han hecho apps que se pueden conseguir fuera de los mercados controlados, como el iOS. Es decir, si alguien hace JailBreak a su dispositivo (y probablemente se hallará cómo hacer esto en Google Glass), entonces podrán adquirirse apps de reconocimiento facial aunque Google no quiera. Y aunque el reconocimiento de rostros no es un crimen, lleva una carga sobre la presencia en línea de alguien en el mundo físico, la cual no podemos soslayar. Para muchos esto implica una invasión a la privacidad que es intolerable. Desde luego, todo esto es para un mercado de quien pueda acceder a Google Glass, pero que con el tiempo podría volverse un dispositivo mucho más accesible de lo que será en los próximos años o cuando salga ya liberado al público en general. No está de más, sin embargo, empezar a considerar estos temas.

Referencias:

New Yorker

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