¿Te acuerdas de la película Sunshine: Alerta solar? Su argumento retrata a un grupo de astronautas que va a bordo de una nave con la misión de reactivar el Sol, en un futuro en el que la Tierra se está congelando.

El viaje estelar hacia la estrella es uno de los aspectos más enigmáticos de la película. “¿Será posible hacer algo similar en el futuro?”, nos preguntábamos en 2007, el año en que estrenó, y ahora podemos afirmar que la humanidad cuenta con la tecnología para mandar naves al Sol (aunque no tripuladas ni con la misión de reactivar al astro).

La NASA y la Agencia Espacial Europea mandarán al espacio una nave reforzada con destino al Sol, llamada Solar Orbiter.

Su misión será conseguir lo que ninguna otra sonda ha logrado hasta la fecha: acercarse al Sol lo suficiente para observar sus polos, con el objeto de que la comunidad científica pueda predecir mejor sus comportamientos, pues uno de los más grandes misterios es su ciclo de 11 años (cada que se completa, el astro alterna entre momentos de actividad intensa y momentos de calma).

El factor a considerar es que todas las sondas enviadas hasta ahora se quedan detenidas en la sección media del Sol y comienzan a orbitar en línea con todos los planetas del Sistema Solar.

El Sol, como nuestro planeta, cuenta con dos polos, pero son difíciles de ver porque la Tierra orbita cerca del ecuador del astro.

Para superar esta situación, Solar Orbiter se acercará al Sol desde un ángulo alto y permanecerá a una distancia de 42 millones de kilómetros, desde donde su escudo contra calor asegurará que siga funcionando.

De acuerdo con The Verge, el escudo es una pieza rectangular de titanio que está cubierta de un material especial llamado SolarBlack, capaz de absorber el calor intenso del Sol y de aguantar temperaturas de hasta 600°C.

La nave despegará el domingo 9 de febrero de 2020 y su viaje hacia el Sol tardará dos años.