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Reseña: Resident Evil 7: Biohazard

Después de tantos años de tropiezos, uno pensaría que la franquicia de Resident Evil ya no tendría nada más que ofrecernos y que ésta moriría lentamente. Sin embargo, Capcom decidió que ya era momento de cambiar esa perspectiva.

Después de tantos años de tropiezos, uno pensaría que la franquicia de Resident Evil ya no tendría nada más que ofrecernos y que ésta moriría lentamente. Sin embargo, Capcom decidió que ya era momento de cambiar esa perspectiva y nos ha ofrecido una nueva entrega principal de la saga totalmente diferente que también ha servido como experimento y el cual, sorpresivamente, resultó en un producto muy interesante.

En la actualidad, existen dos tipos de fans de Resident Evil: los que gustan de la primera trilogía y los que son más asiduos a la segunda. Afortunadamente, la séptima entrega contiene elementos de ambas, aunque se inclina más hacia los primeros juegos de la serie, en donde la mecánica principal era resolver acertijos en una enorme locación.

La historia de Resident Evil 7 se lleva a cabo en los pantanos del estado de Louisiana, en donde tomamos el papel de Ethan Winters, un hombre en busca de su esposa desaparecida, Mia, en una mansión abandonada. A diferencia de las entregas pasadas de la franquicia, en ésta todo el título se juega desde una perspectiva de primera persona y aunque parezca un movimiento extraño, Capcom tomó dicha decisión por una simple razón: la realidad virtual.

Y es que el juego fue diseñado en su totalidad para funcionar perfectamente con gafas de realidad virtual. Éste se puede jugar con PlayStation VR para obtener una experiencia más inmersiva, pero no te preocupes, ya que aunque no cuentes con este dispositivo, el juego te dará una buena cantidad de sustos, ya que está más enfocado al terror en lugar de la acción, por lo que te recomendamos usar unos buenos audífonos o bien, contar con un sistema de sonido por encima del estándar para obtener una experiencia más escalofriante.

Al inicio del juego, nuestra única arma es una linterna y de inmediato las cosas se empiezan a poner muy mal. Los gráficos del juego están inspirados en la película Texas Chainsaw Massacre, con vísceras apiladas sobre mares de muebles oxidados y afilados. La familia Baker (a la que Capcom hizo una gran campaña de publicidad), con la que posteriormente te toparás, te dará pesadillas por las noches, ya que fue creada de tal manera para que la odies con todo tu corazón. De hecho, podríamos decir que es el equivalente a Nemesis (de Resident Evil 3) de esta generación.

Por mucho que la historia esté ligada a la franquicia, tener conocimiento de ella en realidad no es necesario. Lo que el juego presenta funciona por sí solo, adentrándote a un argumento muy bien construido que podría funcionar perfectamente como una película exitosa de terror. Por supuesto, eso no quiere decir que todas las cosas sean perfectas. Quizá nos hubiera gustado saber más del trasfondo del personaje principal, ya que en ocasiones la razón de por qué está donde está se siente un poco forzado.

La vista en primera persona sin duda es un giro diferente, pero podríamos decir que es el equivalente a la cámara fija de los primeros juegos de la saga. En el pasado, constantemente te preguntabas qué era lo que iba a emerger a la vuelta de un corredor y ahora ese sentimiento regresa en un ambiente abierto de 360 grados. De hecho, la correcta iluminación que han incluido en el juego ayuda a obtener esta misma sensación, por lo que considero que el cambio a primera persona fue el correcto y ojalá Capcom mantenga esta tendencia en futuras entregas.

Al igual que la mansión Spencer del primer Resident Evil, la residencia de los Baker está llena de acertijos y de hecho su esquema es muy parecido, lo que significa que en repetidas ocasiones deberás de regresas a lugares a los que ya visitaste y que con la ayuda de nuevos objetos ahora puedes obtener armas más poderosas o nuevos ítems que te ayudarán a avanzar. De hecho, la mayoría de los puzzles son bastante parecidos a los vistos a lo largo de la franquicia, por lo que al menos en este aspecto te sentirás como en casa.

Al lidiar con la mayoría de los enemigos, los movimientos de Ethan son vitales para salir bien librado. Es aquí donde te das cuenta que el protagonista no es un soldado experimentado, ya que a pesar de que sí puedes correr y girar de forma vertiginosa, cambiar de arma resulta lento, lo que hace que se sienta más humano. Además, el hecho de que son pocas las balas que están repartidas a lo largo del juego, te crea una tensión adicional, ya que si no administras bien tu armamento puede llegar a ser fatal e incluso hacerte llegar a un punto en el que no puedas avanzar por dicho motivo.

Resident Evil 7 se siente como un verdadero juego de terror debido a sus ambientes claustrofóbicos y al miedo que te provoca saber qué habrá a la vuelta de la esquina, aunque en realidad, además de la campaña principal, la cual muchos dirán que es algo corta (dura entre 8 y 10 horas) no hay mucho que hacer; lamentablemente el modo Mercenaries ya no existe. Sin embargo, como siempre sucede en esta clase de títulos, las siguientes veces que lo juegues encontrarás cosas y referencias nuevas que seguro te perdiste en la primera pasada, lo que hace que quieras volver a ese universo sin ningún problema.

En general, Resident Evil 7 es un juego que demuestra que siempre existen maneras nuevas (y correctas) de renovar una franquicia que parece haber sido explotada hasta el infinito, además de que retoma mucho del espíritu que alguna vez P.T. (o Silent Hills) quiso brindar y que de cierta manera renació en este juego. Si eres un gran fanático de la serie y del género de terror, entonces este título no te decepcionará, ya que mezcla lo mejor de ambos mundos de una forma bastante creativa.

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