Quizá muchos no lo sepan, pero, a inicios de la década de los noventa, Sony y Nintendo desarrollaron una consola que partía del hardware de SNES y añadía, al mismo tiempo, un reproductor de CD-ROM.

Solamente se hicieron 200 prototipos de la llamada Nintendo PlayStation que nunca vieron la luz porque ambas compañías decidieron finalizar el pacto, así que Sony terminó lanzando su propia plataforma de forma independiente.

Sin embargo, la única versión de ambas compañías que nunca se destruyó, va a salir a subasta en febrero de 2020 y todo apunta a que podría romper cualquier récord establecido por artículos de este sector.

De hecho, Terry Diebold, el poseedor de la legendaria consola, ya rechazó más de un millón de dólares por ella.

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La consola data de 1991 y Diebold la compró a un antiguo ejecutivo de Sony quién, sin saber su importancia, prácticamente la regaló en 2015 como parte de un lote de objetos de su pasado.

Diebold tampoco tenía muy clara la noción de la importancia de dicho aparato desarrollado entre Nintendo y PlayStation hasta que su hijo lo encontró en el ático, como si fuera Jumanji.

El niño le explicó a su padre la importancia de dicha consola y, desde entonces, padre e hijo han viajado por todo el mundo llevando la consola a exposiciones y compradores potenciales.

Terry Diebold ha platicado esta historia en numerosas ocasiones y ha reconocido que ya no quiere seguir perdiendo el dinero, ni el tiempo.

«He gastado un montón en viajes y no he sacado nada de ella. No puedo seguir perdiendo el dinero», señaló.

Para finalmente sacar el provecho merecido a esta consola desarrollada por Sony y Nintendo, la casa de subastas de la que se valdrá la familia Diebold, Heritage Auctions, es conocida entre los coleccionistas del sector por haber vendido copias originales de The Legend of Zelda y Bubble Bobble por casi 20,000 dólares cada una e incluso un Donkey Kong 3 que llegó a los 30,000 dólares.

Terry Diebold se negó a vender esta consola por 1.2 millones de dólares provenientes de Noruega, ya que, según él, con esa cantidad, una vez que pague impuestos, saldría de su deuda y lo dividiría con su hijo, así que prácticamente se quedaría sin nada.

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Por ello, el poseedor de la consola podría querer más de 1.2 millones de dólares, pero aún no ha dado una cifra oficial… ¿Podrá obtenerlos? ¿Alguien pagaría esa cantidad por el único ejemplar existente de la consola entre Nintendo y PlayStation?

Sólo lo sabremos hasta febrero, mes en el que se llevará a cabo la subasta.