Cuando hablamos de jugar en un dispositivo de manos, en automático mentalizamos un teléfono, una tablet o una consola portátil como Nintendo Switch, todos ellos gadgets en los que la imagen puede verse con claridad.

Pero cuando hablamos de jugar en un dispositivo de manos en la década de los 90, entonces no hay otro referente que no sea Game Boy, consola portátil que llegó al mercado en 1989, que inició una familia de máquinas que se convirtieron en íconos culturales y que hacía casi un requisito adquirir accesorios aparte para ver la imagen con claridad.

La pantalla LCD del original Game Boy tenía escasa luminiscencia, de manera que lo mejor para jugar era buscar una habitación con poca luz para que las imágenes pudieran apreciarse sin forzar la vista y con ello se abrió un modelo de negocio centrado en los accesorios que optimizaban la experiencia con la portátil.

Estos accesorios llegaron de mano de firmas con licencia de Nintendo, así como de terceras que propusieron lo que a su parecer era mejor para el usuario, añadiendo características como soportes externos que aumentaban el volumen del dispositivo.

Light Boy fue uno de los productos que contaron con licencia de Nintendo. Era una estructura creada por Vic Tokai Inc. en la que la consola se empotraba con el propósito de magnificar la imagen y brindar iluminación directa a la pantalla.

La idea era buena en el papel, pero la iluminación directa no era la solución para el problema de la consola.

Otro ejemplo de producto que contó con licencia de Nintendo fue Handy Boy, un exoesqueleto creado por STD que no solo se centró en magnificar la imagen e iluminarla, sino también en amplificar el sonido de la consola y en brindar un joystick para que la experiencia en mano se sintiera más selecta.

Fue una de las opciones que más espacio ocupaban y ciertamente mejoraba la imagen; sin embargo, los usuarios y la misma Nintendo sabían que la solución definitiva no estaba del lado de los accesorios, sino de los componentes internos.

Por ello es que en 1998 Nintendo lanzó al mercado Game Boy Light, la segunda y última revisión de la original Game Boy y cuya principal característica era iluminación interna, tecnología que la Gran N no volvería a incluir sino hasta Game Boy Advance en 2005.