Aprender otro idioma es una necesidad que atiende no solo a un contexto de globalización, sino también a fines académicos y profesionales que se reflejan en un panorama de competitividad.

Hay diversas maneras de aprender otros idiomas y se pueden citar desde los programas que tienen instituciones educativas públicas y privadas, hasta los que ofrecen apps especializadas como LinguaLift, Memrise, Babbel y Duolingo.

Acerca de esta última, uno de los aspectos más sobresalientes es el empleo de una inteligencia artificial denominada Birdbrain y encaminada a una experiencia de aprendizaje personalizado con lecciones que se generan atendiendo a un nivel adecuado de dificultad.

Burr Settles, director de investigación de Duolingo, refiere que no todas las personas tienen acceso a maestros particulares para aprender otro idioma, lo que hace que una inteligencia artificial sea una vía idónea para tomar lecciones y practicar, en el entendido de que a la compañía no le interesa reemplazar a los docentes con IA, sino desarrollar educación que esté al alcance de todos.

La clave para el desarrollo de Birdbrain partió de tres puntos que se relacionan a un buen maestro: dominar el material que enseñan, saber cómo hacer atractivo ese material y lograr meterse en la cabeza de los alumnos.

“Tomamos cada una de estas tres propiedades y las convertimos en programas de investigación para nuestros desarrollos de IA, de manera que cuando hablamos del material, usamos machine learning y procesamiento natural de lenguaje para crear herramientas que asistan a nuestros desarrolladores de contenido”, dice Settles antes de señalar que el material se hace atractivo al emplear tecnologías de voz.

Sobre “meterse en la cabeza del usuario”, Birdbrain juega un papel importante, pues la IA está dirigida a hacer que el usuario permanezca en la zona de desarrollo próximo, es decir, la frontera en la que cada quien tiene su límite de aquello que puede hacer, y la intención de que el aprendizaje sea en ese zona se respalda en la evidencia de que ahí las personas suelen sentirse desafiadas y motivadas.

Por cada ejercicio, Birdbrain hace una predicción del resultado de la persona y ajusta la experiencia general, pues el algoritmo aprende a identificar escenarios en los más de 5,000 millones de ejercicios que se hacen cada semana.

“Cada que se inicia sesión no solo se aprende una lección, sino que también se le enseña a Birdbrain un poco sobre las habilidades personales y las dificultades al estar ante los ejercicios que se proporcionan, y eso a su vez nos ayuda a mejorar y personalizar la experiencia de aprendizaje”, señala Settles.

Por último, dijo que las investigaciones que están teniendo lugar en este momento tienen por objeto mayor precisión y más detalles lingüísticos para decirle a los usuarios si un error se debió a un empleo más complejo de sustantivo, adjetivo, género u otro elemento.