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Televisión para ricos y televisión para pobres

En México, nos guste o no, ver televisión es una costumbre sumamente arraigada en la población, tanto que a la llamada “pantalla chica” se le...

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En México, nos guste o no, ver televisión es una costumbre sumamente arraigada en la población, tanto que a la llamada “pantalla chica” se le achacan muchos de los problemas que vive el País (aunque éstos, en realidad, deberían ser prevenidos por instancias como la familia o la escuela). Ahí la relevancia de la TV en la vida de los mexicanos.

Pero en los últimos años, la forma de consumir contenidos en la televisión ha cambiado de forma paulatina pero constante en México y el mundo, provocando que hoy se vea más innovación en los contenidos que presentan productos como Netflix que en el los espacios tradicionales, como el Canal de las Estrellas que, créanlo o no, tuvo una época en la que buscó elevar la calidad de sus producciones.

Inclusive otros canales de televisión que solían tener producciones de alta calidad, como NatGeo o Discovery, le han bajado dos rayitas a la exigencia de lo que aparece en sus parrillas de programación y sostienen sus audiencias con programas donde se explota más el morbo que la inteligencia. La parte buena es que todavía hay algunos horarios rescatables.

La TV tiene una penetración de casi 100 por ciento en la población de México, mientras que el número de usuarios de internet en el País, aunque ha crecido aceleradamente en los años recientes, todavía anda por el 60 por ciento.

Pero a pesar de que un porcentaje importante de la audiencia de TV en México se ha movido a internet, lo cierto es que no consume contenidos muy diferentes a los que está acostumbrado a ver en el televisor.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Internet (Amipci), 64 por ciento de los consumidores de video en la red ven videos musicales (un formato todavía muy popular, pero desdeñado por la televisión), seguido de 53 por ciento que ve películas (aunque todavía falta saber si éstas son legales o no), mientras que los que ven series suman 40 por ciento.

Un contenido que sí nació con internet son los tutoriales, esos videos que enseñan a manejar una Mac, dan consejos para maquillarse o dicen cómo crear una bomba casera, pues estos que son consumidos por 49 por ciento de estos usuarios mexicanos. Sólo la mitad, pues.

Para muchos consumidores, la televisión (no el aparato, sino el concepto de transmisión “tradicional”) está prácticamente extinto y sólo se limita a ver algunas emisiones en vivo, como los noticiarios, o eventos especiales, como un partido de futbol.

En la época actual, donde los consumidores desean encontrar contenidos donde ellos quieran y cuando ellos quieran, la televisión se vuelve prácticamente obsoleta, por lo que el Internet adquiere cada vez más fuerza, ya que no los obliga a cumplir un horario, a moverse del lugar en el que estén o a soportar cinco minutos de comerciales para continuar viendo una serie.

Así que en vez de andar atorados discutiendo temas como el apagón analógico (que sí tiene una relevancia importante por las ventajas tecnológicas que trae consigo, pero de las que hablaremos en otra ocasión) deberíamos estar pensando también en qué va a suceder con el acceso a Internet, lo cual se antoja inclusive más complejo que comprar una TV y una antena nuevas.

También hay que aceptar que la televisión “de aire” cada vez tendrá menos calidad por el segmento de audiencia al que estará dirigido y que los de mayor poder adquisitivo estarán enfocados en productos como Netflix o AppleTV.

En resumen, estamos en la antesala de una nueva forma de ver televisión, la cual estará dominada por el acceso a la tecnología y los servicios que tenga la audiencia, por lo que habrá que ir pensando en nuevos formatos, diferentes formas de consumir publicidad y, quizá, hasta ya no se pueda culpar a la TV de todos los males de una sociedad, porque ahora estará dividida en “televisión para ricos” y “televisión para pobres”. Es duro, pero puede llegar a ser cierto.

Así de simple.

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