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“Paga lo que quieras”, un modelo de negocios diferente

Hoy en día en el comercio, y no sólo en la industria del cómputo, hay todo tipo de modelos de negocios. Por ejemplo, Apple -cuando...

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Hoy en día en el comercio, y no sólo en la industria del cómputo, hay todo tipo de modelos de negocios. Por ejemplo, Apple -cuando saco su iPhone- impuso un modelo en donde los programas para el dispositivo telefónico podían adquirirse en una tienda virtual, la tienda app de Apple. Claramente los precios para muchas aplicaciones conocidas eran mucho menores que para otras plataformas, pero el truco era que el sistema era cerrado y simplemente no parece haber una manera fácil de compartir con otros las apps que uno compra. La idea permeó en la industria de dispositivos móviles y no es sorpresa que haya brincado a los sistemas de escritorio. Así, hasta tenemos una tienda de apps para Windows 10, que la verdad, no sé si sea funcional o no.

Otros mecanismos de venta han cambiado notablemente la manera de comprar y vender. Por ejemplo, en lo que se refiere a libros electrónicos, se pueden conseguir obras quizás unos pocos dólares abajo sobre el precio de la versión en papel, pero con la virtud de poderlos recibir inalámbricamente de inmediato, literalmente de forma “instantánea”, por ejemplo con Kindle/Amazon. También ahora en música se puede comprar la pieza que nos guste sin tener que comprar necesariamente un disco compacto con 10 o 12 canciones en donde probablemente, nos interesen una o dos.

Hay mecanismos de donación para poder hacerse de software y hasta “beerware” (donaciones en cerveza para los programadores), o bien, ahora la moda son las suscripciones a programas como los que hace Adobe, los cuales hacen que los interesados paguen una cantidad de dólares por mes y tienen entonces acceso a las suites de este tipo de empresas, usando finalmente siempre las versiones más recientes del software. A cambio de ello, el software nunca es de uno. En el momento que se deja de pagar ya no se tiene acceso al mismo.

Como puede verse, siempre hay pros y contras en todos estos modelos de negocios. Sin embargo, siempre sale alguien con una nueva idea. En este caso se trata de la venta de cursos de programación, 9 en total. Cubre desde desarrollo web, diseño de bases de datos, programación de alto nivel, entre otros, con un valor de unos 1550 dólares, aproximadamente. Los cursos (con certificación), se enfocan en su mayoría a un lenguaje de programación en particular, pero claramente abarca los más populares: HTML, CSS, Javascript y MySQL. También hay cursos con Ruby y Python. El asunto aquí es que la política del modelo de negocios se llama: “paga lo que quieras”, lo que significa que uno puede pagar por curso lo que cada quien considere que lo vale.

El mecanismo funciona así: Con cada pago que usted hace, se puede conseguir algo increíble por el precio. Si se paga más que el precio promedio pagado por otros, se puede tener acceso a productos adicionales e incluso, hacerse de todos los cursos. Además de esto, su se es el líder en pagos (poniendo el precio más alto por algún curso), se gana una entrada al concurso “alcance el valor tope”, el cual ganará cinco entradas a los cursos. Para además, dar algún beneficio a la comunidad, la organización de estos cursos darán 10% a caridad.

Por ejemplo, en estos momentos, en la página correspondiente, se habían vendido ya unos 12,000 cursos, con valor promedio de 13.62 dólares por ellos. Se pueden obtener todos batiendo el precio mencionado. El mayor precio, el líder, pagó 152 dólares. Para esto, se han logrado ya unos 16 mil dólares para caridad.

Si uno observa los precios “de lista”, verá que oscilan entre 99 y 199 dólares. Por ello, pagar menos de 15 dólares por los cursos es una ganga. Tal vez esto sea un modelo de negocios más que rentable, pues se basa en la idea de que es más fácil vender mil de a peso que uno de a mil, cuestión de hacer cuentas. Sería incluso interesante ver si en otros nichos de mercado, por ejemplo, los restaurantes, se pudiese implementar una idea así. ¿Pagará la gente lo que realmente cree que valen las cosas? ¿O buscará sacar un beneficio que llegue a pensarse que es casi un abuso? Todo dependerá de cómo se encare el negocio. A mí la idea me parece sorprendentemente interesante aunque no sé si al final del día sea funcional. Ustedes, lectores binarios, ¿qué piensan?

Referencias:

GizMag 

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