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Miguel de Icaza defiende el “selfie stick”

Las fotografías “selfie” se pusieron de moda hace tiempo, probablemente desde que en una entrega de los Óscar, Ellen DeGeneres tomara una selfie junto con...

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Las fotografías “selfie” se pusieron de moda hace tiempo, probablemente desde que en una entrega de los Óscar, Ellen DeGeneres tomara una selfie junto con otros actores y actrices y esto, parece ser, se volvió la siguiente moda en la red de redes. Con el tiempo a alguien se le ocurrió hacer un palo, en donde en un extremo estaba una persona y del otro extremo estaba la cámara. Así, se podían tomar selfies a una distancia mejor que la que da el brazo de quien toma la foto e incluso estos palos, los selfie sticks, se venden hasta en el túnel de Reforma en pleno periférico a toda hora.

El selfie stick fue sin embargo, criticado por algunos y aplaudido por otros. Ahora leo en el blog de Miguel de Icaza la defensa que hace del famoso palo. Resumo sus puntos más interesantes a continuacion:

Uno de los argumentos más fuertes contra el selfie stick es que uno debe armarse de valor y pedirle a un tercero que le tome una foto a usted o a su grupo. Esto tiene tres problemas. En primera instancia preguntarle a un extraño en la calle para que nos haga el favor de tomarnos una foto es asumir que hallaremos a un voluntario eventualmente. Si se asume que el voluntario tiene la paciencia para tomar la foto perfecta y que además, tendrá la paciencia de tomar una nueva foto si la anterior no le convence al fotografiado.

Segundo, quizás más de uno tema que el extraño de pronto tenga un iPhone 6+ y salga corriendo con éste o peor aún, que lo toque y ensucie con sus manos sudorosas y que uno al final de cuentas tenga que desinfectar su preciado teléfono de la manzana. Y no me digan que no es cierto esto, porque sé que lo es.

Tercero, y el punto más importante, el aspecto legal: Cuando se le pide a alguien que le tome a usted una foto, ese alguien se convierte en -técnicamente- el fotógrafo y es el propietario legal de los derechos de autor de esa foto que le va a tomar. Esto significa que tiene los derechos de esa imagen y está sujeto a los derechos de autor. El fotógrafo y no usted, puede decidir en qué términos se puede distribuir, redistribuir, publicar o compartir la foto que le ha tomado a usted, Incluyendo las copias que quieran hacerse de dicha imagen o cualquier cosa que usted quiera hacer con esa foto.

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Va a necesitar explícitamente obtener una licencia del fotógrafo, o comprar los derechos de la foto que le tomaron. En caso contrario podría enfrentar cargos por violación de los derechos de autor. Así que de repente usted tendría la obligación de llevar en su backpack cuando viajara por Europa, una buena cantidad de contratos legales. Y eso nos impediría decir “¿Podría tomarnos una foto?” y en lugar de ello tendríamos que expresar: “¿Podría tomarnos una foto? asegurándose que la Iglesia quede en la esquina superior derecha y además, le voy a pedir que firme este papel”.

Y Miguel termina: Usar un selfie stick puede verse absurdo, pero como un condón, cuando se usa apropiadamente, es la mejor protección contra sorpresas inesperadas.

Referencias:

Blog de Miguel de Icaza 

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