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Lo lejos que estamos del primer mundo…

Dice la Wikipedia: “La expresión primer mundo actualmente hace referencia a aquellos países que han logrado un muy alto grado de desarrollo humano (IDH), disfrutan...

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Dice la Wikipedia: “La expresión primer mundo actualmente hace referencia a aquellos países que han logrado un muy alto grado de desarrollo humano (IDH), disfrutan de los más altos estándares de vida posibles, gracias a una buena distribución de la riqueza, sanidad, esperanza de vida y calidad de los servicios. Existe una gran correlación entre países con este tipo de status y el hecho de que posean instituciones democráticas robustas”. Y me centraré en la “calidad de los servicios” a través de un ejemplo en México:

Compré un libro en Gandhi.com.mx, librerías de prestigio desde que tengo noticias. En esas librerías la cafetería era muchas veces un club de ajedrez y backgammon. Muchos ajedrecistas importantes del país se daban cita en las instalaciones de Miguel Angel de Quevedo. Pero eso fue antes. Hubo una remodelación y la cafetería dejó de ser punto de reunión de los ajedrecistas (ahora se reúnen en el Juglar, para quien le interese) y evidentemente crecieron en su oferta de libros, CDs, DVDs, etcétera. Gandhi es más que una librería y la cantidad de cosas que venden es la prueba de ello. Pero regreso al punto:

Compre un libro a través de la página electrónica de Gandhi. Era un libro-e, un libro electrónico, no en papel, el cual me costó 180 pesos. Nada para alarmarse. Me llegó un correo a mi cuenta agradeciendo mi pago y diciéndome que podía empezar a leer prácticamente de forma inmediata mi compra, descargando un programa llamado Kobo. Pues eso hice y empezaron las dificultades. Se supone que con la cuenta que uso en el sitio web de Gandhi podía reconocerme el sistema Kobo y así empezar a disfrutar de la lectura pero no se pudo. No reconoce mi clave ni mi nombre de usuario.

Hablé entonces a soporte de Gandhi y una persona me atendió muy amablemente. Me dijo qué pasos seguir para instalar Kobo, cosa que volví a hacer asumiendo que a lo mejor me habría equivocado en algo, pero no. Todo fue como cuando uno instala alguna aplicación en la computadora. Entonces me dijo que le diese click en una opción y ahí me pidió mis datos, que no reconoció. El que me ayudaba, vía telefónica, dijo que una opción era entrar a ka página de Gandhi y “resetear” mi contraseña. Lo hice así y no hubo problemas, pero al tratar de nuevo darme de alta en Kobo para disfrutar “inmediatamente” de mi libro comprado, ¡ay! No se pudo. No me reconoció la clave y/o la cuenta. Lo intenté varias veces y ¡ay de nuevo! ahora me bloqueó la cuenta por intentarlo más de cinco veces.

Ya francamente molesto le dije al que me ayudaba, que repito, lo hacía de muy buena manera, que su sistema era una porquería. Que yo me dedicaba a cómputo y que si yo no podía echar a andar el sistema, qué esperanzas de que alguien sin experiencia pudiese hacerlo. Hizo mutis.

Entonces el de soporte me dijo: “le voy a pedir me mande la pantalla en donde aparece el mensaje de error” y la envíe a [email protected]. Le daremos respuesta por el mismo medio.

Han pasado más de 24 horas y no tengo respuesta alguna. Y he aquí el problema: entiendo que Gandhi ha buscado una alianza con esta empresa Kobo, para repartir sus libros electrónicos. Gandhi no manda un PDF porque asumen que como nadie respeta, el que haya comprado el PDF en cuestión seguramente lo va a andar regalando a todo el mundo. Entiendo sin embargo que quieren proteger su inversión y de alguna manera hacen difícil el pirateo de libros. Muy bien, pero ese esquema no es transparente al usuario que legítimamente compra un libro. No, tiene que padecer un sinfín de problemas y no puede leer su libro inmediatamente, como alude la propia empresa en el correo que mandan cuando uno ha pagado la compra.

Y compárenlo con el servicio que da Amazon. Compren un libro electrónico en esa empresa. No han acabado de dar click y ya lo tienen en su biblioteca virtual. Ya se puede leer. Es cierto que hay que instalar el Kindle reader, pero esto se hace una vez y se identifica uno a la primera y sí, ya puede uno leer la compra que de inmediato está en nuestro espacio virtual.

Vender libros electrónicos, hacerle al vendedor eficiente como ocurre en Estados Unidos, es un mito en nuestro país. No funciona, hay que perder no sé cuantas horas para tratar de poder instalar su paquete para leer los libros y repito, no funciona. En serio, el primer mundo no es anunciar la posibilidad de vender libros electrónicos, es dar un servicio de verdad, es hacer que las cosas funcionen. De hecho, el libro se compró el 17 de abril y no he podido ni ver la portada en el lector de Kobo. Esa es la triste realidad de lo lejos que estamos de los servicios del primer mundo.

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