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La aburrida vida de un piloto de un dron de combate

Las guerras modernas se pelean con vehículos no-tripulados que cumplen misiones que van desde la vigilancia hasta el bombardeo de objetivos estratégicos; sin embargo, detrás...

Las guerras modernas se pelean con vehículos no-tripulados que cumplen misiones que van desde la vigilancia hasta el bombardeo de objetivos estratégicos; sin embargo, detrás de la gloria tecnológica que los drones representan en la vida real y la ficción, se encuentran los pilotos que pasan horas sentados frente a una computadora controlando estos dispositivos sufriendo de aburrimiento crónico que la universidad del MIT está buscando solucionar.

El dron de reconocimiento MQ-1 Predator es la pieza de ingeniería más avanzada del planeta. Este vehículo puede navegar sobre las líneas enemigas sin arriesgar la vida de ningún piloto por largos periodos de tiempo. No obstante, este tipo de UAV’s, como se les conoce a los drones, requieren de una persona que, después de sesiones largas y monótonas, comienza a aburrirse, poniendo en riesgo la misión entera; es justo este problema el que el MIT busca resolver al crear actividades que mantengan alerta el cerebro del piloto responsable.

Un turno de reconocimiento puede durar unas 12 horas y una misión puede alargarse tanto como un par de meses meses; durante estos momentos de volar en círculos sobre un edificio donde nada sucede por días o semanas, el responsable de la vigilancia necesita algo que lo mantenga despierto. La investigadora del MIT, Mary Cummings, ha iniciado una investigación donde se somete a los pilotos a misiones de reconocimiento de 4 horas para evaluar en los pilotos el nivel de distracción y sus hábitos cuando se enfrentan a situaciones “aburridas”.

El resultado arrojado por el estudio fue de que un 30% del grupo seleccionado para las pruebas pierde concentración poco antes de las primeras horas de actividad. La otra parte del grupo que sí se mantuvo atento evadía el aburrimiento al checar constantemente sistemas de navegación y organizando inspecciones de rutina una y otra vez hasta que acabara su sesión.

Cummings y su equipo también observaron que los niveles de distracción también se deben a factores de personalidad como la extroversión, la adaptabilidad, la neurosis y la apertura a nuevas experiencias. El estudio reveló que los sujetos con mejores calificaciones y niveles de atención mayores eran aquellos que tenían un nivel de conciencia mayor que el resto pero que también eran los más renuentes a la hora de disparar contra un enemigo.

La misión de Cummings es eliminar lo monótono de una tarea de piloto de dron para que este esté atento en los momentos claves y, a la vez, no desperdicie energía o atención en las situaciones “muertas” donde no sucede nada. ¿Lograrán la tarea? Los drones pueden ser divertidos en los videojuegos militares y las películas, pero una misión de ese tipo es algo muy, pero muy serio, como para dejarlo en manos de alguien que “se aburre pronto”.

Referencias: Gizmag, MIT.

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