A casi año y medio de que las autoridades sanitarias determinaran el distanciamiento social, las constantes olas de contagios de COVID-19 hacen que sea difícil retomar las actividades con la normalidad de antes.

Eso hace que las personas que pueden trabajar o estudiar desde casa sigan haciendo gastos para convertir sus hogares en espacios optimizados para el home office o las clases en línea y ello a su vez impacta en las ventas online de determinados productos.

De acuerdo con el Estudio de Venta Online 2021 de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), “tecnología” y “educación” son algunas de las categorías de productos y servicios de mayor interés para adquirir en línea y han observado un crecimiento constante entre las preferencias de compra durante la pandemia.

Al respecto, Víctor Islas, director de la firma especializada en prevención del fraude Clearsale Latinoamérica, dice que el home office ligado a la tercera ola de contagios por la que atraviesa México, así como el regreso a clases, dispararon las ventas de artículos como impresoras, multifuncionales, hojas blancas y laptops.

Los artículos relacionados a la prolongación del home office y al regreso a clases que reflejaron aumentos en ventas son, en orden descendente:

  1. Impresoras
  2. Cartuchos de tinta
  3. Multifuncionales
  4. Sillas de oficina
  5. Computadoras
  6. Laptops
  7. Pantallas
  8. Tablets
  9. Audífonos
  10. Hojas blancas

Pero así como estos artículos reflejaron aumentos en volumen de ventas, también tuvieron incrementos en intentos de fraude online, en ese mismo orden descendente.

Islas refiere que este delito es perpetrado por bandas que emplean tarjetas robadas o que se allegan de bases de datos robadas para comprar en todo tipo de frentes, desde plataformas o marketplaces como Amazon y Mercado Libre, hasta tiendas en línea de las propias marcas.

Además, dice que la incidencia de fraude relacionada con los 10 productos de la lista es consecuencia de que son fácilmente revendibles en el mercado, en el entendido de que en un amplio margen de los casos los datos de los afectados se obtuvieron a través de phishing.

El problema desde luego afecta a los comercios electrónicos y el reto que tienen estos es identificar a los defraudadores para evitar, por una parte, mandar producto a los criminales y, por otra, declinar a sus propios clientes.