Una investigación realizada por The Washington Post reveló que la red social accedió a compartir el código de su plataforma para evitar ser juzgado por supuestas prácticas monopólicas; además, tenían una serie de prácticas comerciales con las que querían evitar más problemas con los órganos reguladores.

En días pasados se hizo pública la demanda realizada por 48 fiscales estatales en Estados Unidos que junto con la Comisión Federal de Comercio (FTC) buscan que Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, deje de tener control sobre Instagram y WhatsApp, firmas que adquirió en 2012 y 2014 respectivamente. 

Para intentar evitar esta demanda, Facebook ofreció una serie de prácticas comerciales que iban a modificar sustancialmente la manera en la que la compañía está haciendo negocios en el mercado. Según revela el Washington Post, la propuesta más interesante de Facebook era la de compartir su código a otras empresas para que pudieran beneficiarse del algoritmo de la red social.

A pesar de ser una propuesta interesante, los reguladores han rechazado la oferta de Mark Zuckerberg y seguirán adelante con la demanda antimonopolio.

Una propuesta histórica

Aunque la situación puede cambiar en los próximos meses, no queda claro qué tenía en mente Facebook con “compartir su código”, sin embargo, este podría ser el primer paso para que en un futuro otros gigantes tecnológicos no se aprovechen de su poder en la industria y tengan más y mejores competidores a los que no puedan comprar o intimidar con facilidad.

Una empresa que podría haberse beneficiado de lo anterior era TikTok, que ha sido el principal rival de Facebook en los últimos años.

Según la fuente, Sheryl Sandberg, Directora Operativa de Facebook, fue la que presentó a Zuckerberg la idea de promover estas nuevas prácticas para evitar las infracciones antimonopolio.

La demanda antimonopolio a la que se enfrenta Facebook puede marcar un antes y un después en la compañía de Mark Zuckerberg y en todo Silicon Valley, sobre todo si al final logran que Zuckerberg venda o ceda el control de WhatsApp e Instagram, servicios por los que Facebook pagó más de 20 mil millones de dólares.