La principal conveniencia de los discos Blu-ray es la de poseer en formato físico contenido audiovisual con calidad de imagen y sonido superior. De sus ventajas o desventajas sobre los nuevos servicios de video on demand (como Netflix) es algo de lo que no hablaremos, más bien preferimos hacer alusión a la manera como uno puede tener un catálogo decente con esa tecnología sin gastar una fortuna.

De principio, hay que tener claro que para disfrutar por completo un Blu-ray hay que tener la infraestructura básica en casa. Esto es: una panel de plasma, LED o LCD de resolución 720p o 1080p, un buen sistema de sonido (que puede ser el estéreo que ya tienes en casa) y, por supuesto, un reproductor de Blu-ray.

En el caso de los reproductores, ya podemos encontrarlos por un costo menor a los 100 dólares o, incluso, en promociones donde si comprar algún accesorio, te venden uno de estos dispositivos de una marca reconocida por un precio aceptable. Por supuesto, también está el PlayStation 3, que es la opción que muchos adoptamos por ser un ‘todo-en-uno’ por un precio relativamente competitivo. Recuerda que es mejor invertir un poco más de dinero en un reproductor que al menos por su marca garantice que durará funcionando por un periodo de tiempo razonable.

Otro factor importante a considerar es que los Blu-ray, en varios de sus casos, ofrecen audio de 7.1 canales. Esto quiere decir que el audio se reparte en 7 vías distintas, que a su vez tiene cierta configuración con lo que se logra que la percepción de éste sea más realista, pero poder tener un sistema de audio que sea compatible con esa característica implicaría invertir en un dispositivo nuevo y la realidad es que el audio 5.1 que muchos ya tenemos en los home theaters o estéreos de casa son más que suficientes para sentirnos como en la sala de cine. Basta dejar que el subwoofer haga su trabajo y ponga a vibrar el sillón y las ventanas de la casa con cada explosión en pantalla.

Ahora sí, a comprar Blu-ray. Lo primero que hay que saber es que los discos en ese formato siguen siendo tan caros como cuando se volvieron más comerciales, pero ahora existen distribuidoras que ofrecen versiones más económicas que aquellas que llegan importadas de otros países. Otro punto importante es tener siempre en mente que toda película, concierto o título en general que te encuentres en este momento por un precio que haga que levantes las cejas, tendrá la tendencia a bajar de precio conforme pase el tiempo y difícilmente desaparecerá del mercado, así que ya puedes ir olvidando la idea de ‘si no lo compro ahora después ya no lo encontraré’, en la mayoría de los casos no será así.

Los Blu-ray de las películas recientemente estrenadas en cines tienen todo lo que uno esperaría: la película completa realizada en formato digital y transferida al disco de manera impecable en cuanto a la imagen y audio, características especiales y hasta alguna copia en DVD para que por el mismo precio tengas la películas con ambas tecnologías. La realidad es que vale mucho la pena tener en casa los títulos que son de nuestro agrado, pero también hay que ponerse a pensar antes de comprarlo si es uno  de esos filmes que podremos ver más de dos veces sin aburrirnos de él y si de verdad sería bueno invertir ahí nuestro dinero.

No es el mismo caso de las películas antiguas (de mediados de los noventa hacia atrás) que han sido reeditadas para Blu-ray. Hay que tener mucho cuidado en esto, porque el trabajo que se hace en este caso no siempre está bien hecho. En la mayoría de las películas que encajan aquí, simplemente se transfiere la imagen de la cinta hacia el formato digital a la escala de 1920×1080 pixeles, pero no se corrigen las imperfecciones que pueda haber en la imagen, como destellos de luz o barridos, así como la calidad del audio que suele ser muy inferior a los estándares actuales. Se trata en términos prácticos de un trabajo ‘casi artesanal’ que no muchos títulos llegan a tener, y por los que no vale la pena pagar más de lo que vale un DVD.

Las tiendas que venden Blu-ray suelen poseer colecciones por precios mucho más competitivos a lo que estamos acostumbrados a ver, así como ventas especiales con descuentos muy atractivos. En particular, las tiendas Blockbuster de México suelen hacer una promoción mensual donde uno puede adquirir 3 títulos (como mínimo) a mitad de precio, tanto en películas nuevas como seminuevas (que están en perfecto estado, al menos en cuanto a mi experiencia respecta), y ahí se puede uno hacer con varias películas por un costo realmente reducido.

Otra recomendación es buscar las películas que distribuye la empresa Zima Entertainment. A pesar de que las ediciones que hace esa compañía hace ver sus películas como si fueran de baja calidad (ya que los menús de selección parecen hechos en una presentación de PowerPoint), encontrarás un catálogo con títulos selectos, que si bien no todos son completamente comerciales sí son de calidad, y la imagen de la película es la misma que encontrarías en las versiones importadas y muy costosas.

Una clave más al comprar películas que quizá no muchos conozcan es que los DVD pueden verse tan bien como un Blu-ray al ser insertados en un reproductor de ese formato. Como los DVD tienen formato digital, los reproductores de Blu-ray toman la imagen y la escalan para que al reproducirla en una pantalla HD la calidad sea igualmente impresionante; obviamente no se puede comparar la resolución de un DVD (640×480) con la de un Blu-ray (1920×1080), pero cuando nos encontramos con una película que no es tan esencial para nuestro catálogo y que encima de eso tiene un precio en DVD de una cuarta parte de lo que costaría la versión en alta definición, el camino a seguir queda bastante claro.

Un consejo final es que si te encuentras con la versión de una película que tiene 20 horas de características especiales, más parafernalia del filme y hasta la firma del director enmarcada, seas sincero contigo mismo y evalúes qué tanto puedes necesitar tener esa edición que seguramente costará muchísimo más que la película sin esas adiciones. La decisión más sensata también puede ser la menos costosa.

No sabemos cuánto tiempo de vida pueda tener todavía el formato físico de Blu-ray o si la inversión que hagamos ahora en estos discos tendrá algún sentido que vaya más allá de la satisfacción de revivir una historia un sinfín de veces; lo que sí sabemos que cuando se trata de cine, siempre habrá quienes queramos tener una colección decente que tenga la mejor calidad posible, y que nuestra cartera no flaquee por ello. ¡Esperamos tus comentarios!