Pensando en el tránsito de las ciudades más pobladas y en los trayectos largos que nos quitan tiempo del día y, en muchos casos, preocupada por el medio ambiente, la industria de la tecnología lleva varios años explorando los transportes alternativos. Uno de ellos es el conocido como ‘taxi volador’.

Se trata de vehículos compactos con capacidad para un número limitado de pasajeros, capaces de despegar y aterrizar verticalmente, así como de volar a varios cientos de metros del suelo, sin utilizar combustibles fósiles e impulsados por energía eléctrica.

Esto puede sonar futurista y lejano, pero varias empresas siguen trabajando en ello y realmente piensan que pueden convertirse en transportes populares, así como en grandes negocios.

La irlandesa Avolon, por ejemplo, dio a conocer la semana pasada que encargó 2,000 millones de dólares en unos 500 aviones eléctricos de despegue y aterrizaje vertical (VTOL) al fabricante británico Vertical Aerospace. Este ha dicho que planea salir a bolsa próximamente, mismo caso de la startup de vehículos aéreos alemanes Lilium, que planea entrar en el mercado de valores de Estados Unidos, según comentó en marzo. 

Imagen: Vertical Aerospace

Acuerdos como el de Avolon reflejan que el interés en los ‘taxis voladores’ se mantiene. Kitty Hawk, la compañía de taxis aéreos respaldada por el cofundador de Google, Larry Page, también está de compras, pues está adquiriendo a DJI 3D Robotics que, aunque su enfoque son los drones, estuvo trabajando en tecnología para vuelos autónomos.

Por su parte, Archer Aviation, fabricante estadounidense, reveló hace unos días detalles y la apariencia de su primer vehículo de este tipo, llamado Maker. El prototipo de este ‘taxi aéreo’, del que United Airlines planea comprar una flotilla por mil millones de dólares, le permitirá a Archer comenzar la etapa de pruebas y buscar certificaciones, los primeros pasos para llegar a una producción.

Sin embargo, al pensar en esta fase, que es solo el inicio para tales transportes alternativos, es que este sueño de tomar un ‘taxi aéreo’ para llegar a una reunión, visitar a seres queridos o simplemente ir de compras o llegar a un evento evitando los embotellamientos, acelerando el viaje y generando menores emisiones, comienza a alejarse de nuevo.

Las regulaciones siguen siendo el principal desafío para las empresas que apuestan por estos vehículos. 

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En Estados Unidos, por ejemplo, haría falta obtener la certificación Parte 135 del Título 14 del Código de Regulaciones Federales (14 CFR) de la Administración Federal de Aviación (FAA) para operadores y transportistas aéreos. En Europa, la Agencia de Seguridad Aérea (EASA) ya ha publicado propuestas de estándares para estos taxis, y en algunos lugares de Asia, como en Emiratos Árabes Unidos, se permite el vuelo en ellos y se trabaja en la infraestructura necesaria. Pero ni siquiera en estos territorios, son ya una realidad.

A pesar de ello, este mercado podría alcanzar un valor de 1.5 mil millones de dólares para 2040, de acuerdo con un estudio de Morgan Stanley Research. Otra investigación realizada por Frost & Sullivan, anticipa que los taxis aéreos ‘despeguen’ en 2022 y se expandan con una tasa de crecimiento anual de aproximadamente 46%, llegando a más de 430,000 unidades en funcionamiento para 2040.

“Se espera que los Emiratos Árabes Unidos, Nueva Zelanda y Singapur sean los primeros en adoptar taxis aéreos, mientras que Brasil y México también serán de los primeros en adoptar”, dijo Joe Praveen Vijayakumar, analista de movilidad senior en Frost & Sullivan. «A nivel mundial, casi 50 ciudades están considerando la viabilidad de la movilidad aérea urbana, y (aunque) la mayoría de las aplicaciones se centran en drones de carga, esto eventualmente abrirá el mercado para vehículos de movilidad aérea para pasajeros».

Otros factores a tomar en cuenta es que su funcionamiento también involucrará actores de diversas industrias y no solo autoridades y reguladores, desde las de software hasta las de telecomunicaciones, para el correcto funcionamiento de los ‘taxis’. 

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“Consideramos que el desarrollo del ecosistema de la movilidad aérea urbana es extremadamente largo, con asignación de capital inicial, pruebas y desarrollo a corto plazo”, dijo Jonas, director del equipo de investigación Global Auto and Shared Mobility de Morgan Stanley.

Sin embargo, destacó que “la intersección de tecnologías, como las baterías ultra eficientes, los sistemas autónomos y los procesos de fabricación avanzados están generando una oleada de actividad en este espacio”, a lo que se suma que “las grandes empresas aeroespaciales y de defensa han estado haciendo inversiones, las nuevas empresas están atrayendo capital y las plataformas megatech están involucradas activamente”.

Es así que en su análisis, Morgan Stanley Research coincide en que los ‘taxis voladores’ podrían ser comunes para 2040.