Por muchos años hemos visto el mapa del mundo (mapamundi), en las paredes de muchas escuelas e instituciones académicas. Este mapa en realidad no es exacto y está mal construido. Se construyó hace unos 450 años por Mercator (1569), pero no muestra el tamaño de los países en su verdadera proporción. La razón de ello es que para dibujar un mapa del mundo hay que pasar de una esfera, que es finalmente la Tierra, a un plano de dos dimensiones. La distorsión creada pro Mercator no es a propósito, sino de la manera en como al «aplanar» el mundo, los continentes quedan dibujados.

De hecho, se sabe perfectamente que la aproximación Mercator es muy mala (aunque era lo que había en ese entonces), y por ende, se ha intentado mejorarla. Por ejemplo, existe la proyección Peters, llamada así por su creador, Arno Peters, descrita en 1855 por James Gall (por lo que hay quien la llama proyección Gall-Peters, que es mejor, pues conserva la proporción entre las áreas de las distintas partes del planeta. La intención de esta proyección es eliminar la distorsión en los polos, que hace que los países más cercanos a los mismos se vean mucho más grandes de lo que son.

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Por ejemplo, la superficie de África es de 30,37 millones km², pero si la comparamos con la de Rusia, que es de 17,1 millones km², poco más de la mitad que la del continente negro, en el mapamundi Mercator parece que Rusia es mucho más grande que lo que nos dicen estos números. Vamos, que en el mapamundi tradicional, parece que África bien podría ser contenido por Rusia, cuando esto no es factible.

Otras proyecciones, mejores que la de Mercator, es la de Robinson, creada por Arthur H. Robinson (1961), la cual fue usada incluso por la Sociedad de National Geographic en la década 1988-1998. Esto hace que el mapamundi se vea mucho más preciso y en correspondencia con el tamaño real de los países.

Por su parte, Tom Patterson, Bojan Šavrič y Bernhard Jenny, crearon una nueva proyección llamada Equal Earth. Y aunque el nuevo mapamundi se parece a la proyección Robinson, muestra con más precisión que la mencionada.

Pero hay algo más: el mapa no necesariamente está en la orientación correcta. Vamos, no existe una orientación entre el Norte y el Sur pues el planeta está flotando en la inmensidad del espacio y ahí no hay manera de definir arriba y abajo. Es una convención que tiene sus propias consecuencias, por ejemplo, que socialmente pensamos en jerarquía de quien está arriba o abajo. Dicho de otra manera, podríamos poner (como en el caso de la ilustración inicial de este artículo), el mapa de cabeza y no estaría mal. Así que a sorprenderse de todo y a no creer en nada.

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