Dhairya Dand estudiante del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha desarrollado un aparente cubo de hielo capaz de funcionar como un alcoholímetro, indicándonos que hemos bebido lo suficiente por medio de una luz LED que además se sincronizan con la música y los sonidos del ambiente.

Cada cubo tiene un diodo emisor de luz o LED, un acelerómetro, un receptor de infrarrojo y una batería. Estos dispositivos electrónicos van dentro de una gelatina comestible que se puede enfriar, es a prueba de agua y mantiene el circuito protegido sin afectar el sabor de la bebida.

El acelerómetro calcula el número de sorbos que la persona toma y coteja la información con un cronómetro. Con eso estima el nivel de intoxicación del consumidor, es decir, la cantidad de alcohol que ha ingerido y hace que cambie el color de los LEDs.

Con un cubo de cada color dentro de un vaso, la luz cambia de verde a amarillo y de amarillo a rojo dependiendo de la cantidad de sorbos que se consuman.

Si una persona sigue bebiendo al mismo ritmo después de que la luz roja se prenda, se manda un mensaje de texto a una persona registrada que eventualmente persuadiría al bebedor para que se detenga.

Dand ideó el concepto después de que él se metió en problemas con la administración del MIT después de su noche de copas. Se le pidió escribir un artículo de investigación sobre el consumo de alcohol durante una audiencia administrativa, pero en su lugar, se le ocurrió la idea de crear una herramienta que en realidad podría ayudar monitorear la intoxicación.

La comercialización del producto no era la intención original de Dand, pero después de recibir respuestas tan positivas, está considerando una campaña de Kickstarter para hacerlos una realidad, ya que aunque no cuenta con una medición cuantitativa de alcohol y existen múltiples variantes pueden intervenir en el resultado, puede ser una buena opción para quienes pueden perder la noción de sus copas bebidas.

En México 24 000 personas mueren al año por accidentes de tránsito, son la primera causa de muerte en niños y jóvenes (5-35 años). De los cuales el 60 % están relacionados al consumo de alcohol según las cifras del Consejo Nacional de Prevención de Accidentes (CONAPRA). Consumir una sola cerveza puede provocar un error de frenado de tres metros en una situación imprevista. Distancia  que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Fuente: DhairyaDand