Primero conocimos a Sophia, un robot que se suponía que era prácticamente humano, si es que nos dábamos ciertas libertades. Luego llegaron algunos ro9bots artistas que habían tomado algún algoritmo para terminar vendiendo el arte que creaban por miles de dólares. Y esto es un problema en la Inteligencia Artificial, porque los creadores de algunos robots o sistemas, supuestamente inteligentes, levantan las campanas al vuelo cuando en realidad lo que buscan en publicidad o dinero. Y ahora llega Ai-Da, un robot llamado así en honor de Lady Ada Lovelace, aunque todo parece ser más publicidad que otra cosa.

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Anunciándose como el «primer humanoide artista de la IA», y refiriéndose al sistema como «ella», hablan del mismo como si tuviese un potencial ilimitado de creatividad humana. Pero de nuevo, estas afirmaciones parecen estar lejos de poderse demostrar. Sin embargo, los creadores de Ai-Da hacen su lucha para ello. Por ejemplo, muestran que su robot puede dibujar a las personas que ve con un lápiz y su mano biónica.

Y la pregunta que surge es si esto es creatividad. Para poder afirmarlo o negarlo habría que definir primero este término. Hoy en día un robot que «vea» algo y lo dibuje no requiere necesariamente de creatividad, sino de simple procesamiento de imágenes. Si esto lo hace en una pantalla o bien usando un brazo biónico, tampoco dice nada. Vamos, que en esto no se encuentra la creatividad y la inteligencia.

Los creadores de Ai-Da sin embargo, buscan ser honestos. En una primera exhibición de su robot, planeada para mayo del 2019, indican que «Ai-Da es un robot mecánico, en donde ella no es real, no tiene pensamientos ni sentimientos, pero podría ser el primer paso para una biotecnología trans-humana».

Pero el siguiente video en realidad es más publicidad que otra cosa:

Como puede verse, el video es como un anuncio con muy pocos recursos y además, buscando enfatizar que el arte lo puede hacer un robot. Como si tener visión por computadora o pintar lo que se ve en sus sensores de imágenes fuese ser inteligente. Y cabe decir que hay gente que no sólo cree que esto es posible, sino que ya los robots han entrado al mundo del arte, de la música que también componen, aunque les falte el elemento fundamental de los seres humanos que crean obras de arte: la intención, la cual no parece estar presente ni en Ai-Da ni en ningún otro robot.

Construir un robot que entienda el lenguaje natural, que pinte paisajes o lo que ve a través de sus cámaras, que son como ojos, son tareas fantásticas pero no pasan de ser ejercicios de la ingeniería moderna. De ahí a decir que este (o cualquier otro robot), hace arte y tiene por tanto algo que podríamos calificar como alma, son solamente argumentos publicitarios o peor aún, patrañas.