Cada fan de juegos de peleas tiene su franquicia favorita y cada uno es capaz de defenderla con argumentos encaminados a demeritar las propuestas de las otras.

Pero hay un rubro en el que no importa si una franquicia tiene mejores características, personajes, combos, mecánicas, escenarios o movimientos que otras, uno que siempre se traduce en la frialdad y exactitud de los números: el de las copias vendidas.

En ese sentido, Street Fighter II se mantuvo durante décadas como el juego de peleas más vendido de toda la historia, con un total de 15.5 millones de copias desplazadas (considerando todas las versiones en que ha salido) desde su lanzamiento original en 1991.

Pero los números del legendario título de Capcom han sido superados por un juego lanzado hace menos de un año y que constantemente está recibiendo actualizaciones y nuevos personajes.

Ese juego es Super Smash Bros. Ultimate, la más reciente entrega de la franquicia de Nintendo en la que sus personajes más emblemáticos, y los de otras marcas y sagas, se pelean a puño cerrado en duelos caóticos en los que el propósito es sacar a los adversarios de la arena.

De acuerdo con el reporte fiscal de Nintendo publicado este pasado octubre y retomado por Dexerto, la Gran N informó que Super Smash Bros. Ultimate vendió, hasta septiembre de 2019, 15.7 millones de copias, lo que oficialmente lo hace el juego de peleas más vendido de toda la historia y aquel que le quita la corona a Street Fighter II.

Por supuesto no faltarán los escépticos que digan que los Smash Bros. no son juegos de pelea y que más bien son un crossover de combate, party y plataformas.

Pero más allá de discusiones ociosas, los Smash en esencia son títulos de pelea y su inclusión en torneos de calibre internacional, como la EVO (en donde el campeón mundial es el mexicano MkLeo), lo avala.